Fascismo puro y duro
La propaganda y el estigma fueron dos de los rasgos más característicos del fascismo como movimiento político. Grupos de acción asociados en torno al pensamiento único que se dedicaron a reprimir y perseguir a todos los que no pensaban como ellos sin el menor debate o confrontación de ideas. Con esos mismos patrones, intentando imponer la fuerza de una mayoría asociada en su radicalismo, PSOE de Galicia, Marea de Pontevedra y Bloque Nacionalista Galego (BNG) quieren declarar ‘persona non grata’ al presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, por autorizar la permanencia de la empresa Ence (Energía y Celulosa) en terrenos costeros de Lourizán hasta 2073. Una compañía que, por otra parte, cuenta con 366 trabajadores en plantilla y de cuya actividad dependen 5.000 empleos indirectos en Galicia.
La decisión emana un hediondo aroma a sectarismo en lo meramente personal. El alcalde del Bloque Nacionalista Galego, Miguel Anxo Fernández, ha declarado que «se lo tiene bien merecido» en una alarmante exhibición de inquina al servicio de la gestión pública. Aunque llevaran razón en sus alegaciones sobre la conveniencia medioambiental de la compañía en un entorno de enorme valor natural, estigmatizar así a una persona parece más propio de la Europa fascista que de un contexto plural del siglo XXI. Más, si cabe, cuando Mariano Rajoy, nacido en Santiago, no se ha cansado nunca de declarar su amor por Pontevedra, a la que siempre ha definido como «su casa».
Las fuerzas implicadas en esta acción dejan bien a las claras el peligro que conllevan las alianzas de fuerzas populistas y radicales. ‘Persona non grata’ es una etiqueta que, de tan pesada y arrolladora, sólo debería ser aplicada a terroristas, narcotraficantes, asesinos o violadores. Individuos que con sus acciones hayan plagado de muerte y destrucción un lugar específico. Por todo ello, para un político oriundo supone una de las mayores deshonras que puede sufrir. Sobre todo, porque, además, es alguien que siempre habla con admiración de la zona. Dicen desde el Ayuntamiento que todo esto es sólo «una táctica para frenar la prórroga» pero hay tácticas que, de tan viles, se convierten en perversas.
Las tácticas son necesarias en el juego político pero siempre que estén basadas en la inteligencia, el respeto y la tolerancia. El Consistorio de Pontevedra trabaja en un recurso que anule la permanencia de la planta y así es cómo debe actuar si cree que tiene razón. Sin embargo, la vertiente personal de nombrar ‘persona non grata’ a Rajoy es un exceso casi dictatorial y represivo. «Ese gallego de Pontevedra», con el que se puede estar o no de acuerdo, no merece un escarnio semejante ya que, más allá de su gestión, todo este disparate responde más a cuestiones partidistas y de revancha que al proceder efectivo de unos representantes públicos que buscan lo mejor para sus vecinos.
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