Un diario al servicio del gobernante de turno

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El diario El País ha hecho hoy lo que mejor sabe hacer: manipular al servicio del Gobierno de turno. Su página web destacaba esta mañana un titular de la entrevista-masaje al nuevo presidente del Senado, el socialista catalán Manuel Cruz, que es un escándalo sin precedentes: «Una sentencia absolutoria de los líderes del ‘procés’ lo reconciliaría todo». Apenas unas horas después, lo cambiaba por el de su edición en papel: «El enemigo del independentismo es el federalismo». A todas luces mucho menos incómodo para sus amigos de Moncloa.

Hacen falta pocas aclaraciones. El primer titular no tiene precedentes como ejemplo de presión de un poder del Estado sobre otro. Cruz es ahora una de las principales autoridades del Estado, representante de la soberanía popular en el Senado, y con su reflexión sobre una futura sentencia absolutoria de los diputados golpistas -suspendidos a pesar de las reticencias de Meritxell Batet- se inmiscuye de forma intolerable en el juicio que se sigue en el Tribunal Supremo contra ellos. Intolerable e inadmisible para los magistrados que componen el tribunal. Con razón, tanto Pablo Casado como Albert Rivera han reaccionado de inmediato ante tal intromisión en la división de poderes que sustenta nuestra democracia.

Es evidente, además, que la manipulación de El País responde a los intereses electorales del Gobierno en plena jornada de reflexión. A escasas horas de la nueva cita con las urnas, a sus jefes del PSOE no les convienen las polémicas declaraciones de Cruz. Sin temor a la vergüenza que supone el cambio descarado de titular, el periódico de Prisa no ha dudado en inclinarse ante el poder que más calienta y caer en la ignominia más absoluta.

Mal por El País en su enésimo ejercicio de manipulación pero grave e inconcebible, se mire por donde se mire, el estreno del nuevo presidente del Senado, quien debería ser consciente de la relevancia constitucional de la Cámara Alta y de su responsabilidad mayúscula al frente de la misma. Sánchez quería darnos ‘dos tazas’ de catalanismo y vengarse del órdago fallido de Miquel Iceta que apostaba en su día por los indultos preventivos con los golpistas pero, si la del Congreso con Batet ha sido la gota que colma el vaso, hasta la fecha, retrasando la suspensión de los presos diputados, la del Senado no ha tardado en rebosar. Y le salpica porque el nombramiento de Cruz es suyo, sólo suyo, una decisión que ha tomado él personal y conscientemente. Una mancha ya difícil de limpiar.

Manuel Cruz debe ahora, como mínimo, pedir disculpas, y como le exige la oposición, retirar sus palabras sin demora. Porque todo el tiempo que pase sin rectificar y reconocer su gravísimo error le inhabilita para ejercer la presidencia del Senado. Algo que no hará porque para los socialistas éste es, sencillamente, el concepto que tienen del sacrosanto principio de la división de poderes.

 

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