Carmena da una lección de democracia a Podemos
Si queremos ejemplificar lo que es el desastre gestor aplicado a la política local basta con detenerse en el trabajo de Manuela Carmena al frente del Ayuntamiento de Madrid. Desde que tomara el bastón de mando del Palacio de Comunicaciones en junio de 2015, la ciudad se ha convertido en un museo urbano de la suciedad y el caos circulatorio. Dos hechos incontestables a los que se une el sablazo fiscal a sus convecinos y la arbitrariedad a la hora de tomar decisiones basándose en las fútiles y dispendiosas «consultas ciudadanas». No obstante, y a pesar de que todo esto dificulta sumamente el contexto a todas las personas que habitan en la capital, es de justicia reconocer el talante democrático de la alcaldesa. Una cualidad que la define desde los años 70, ya que Carmena vivió en primera persona la transición del franquismo a la democracia. De hecho, pertenecía al bufete de abogados de Atocha que en 1977 fue atacado por integrantes de la extrema derecha. Ahora, junto a su delegada de Equidad, Derechos Sociales y Empleo, Marta Higueras, se ha enfrentado a su propio grupo al pedir la liberación del opositor Leopoldo López. Un hombre que lleva más de tres años encarcelado por la dictadura chavista de Nicolás Maduro. López sólo ha cometido un fallo como líder social: tener la valentía de luchar por la libertad dentro de un régimen opresor como es el venezolano.
Estos hechos, que han generado un movimiento de solidaridad a nivel mundial, no son suficientes para que los dirigentes de Podemos condenen la existencia de un centenar de presos políticos en Venezuela. Además de su ineptitud gestora, concejales de Ahora Madrid como Rommy Arce, Montserrat Galcerán o Carlos Sánchez Mato demuestran con su negativa que Carmena sólo fue un anzuelo carismático para atraer a los votantes. En realidad, un títere al servicio del partido que dirige Pablo Iglesias. Y ya sabemos que los podemitas jamás condenarán la dictadura que padecen los venezolanos. No lo harán porque allí encontraron su fuente de financiación y su asiento ideológico. No lo harán porque comparten el populismo como forma de desgobierno y porque son rehenes de un sátrapa autoritario que vulnera constantemente los derechos humanos. Por eso no es de extrañar que el foro Plaza Podemos ataque a Carmena por defender a Leopoldo López o por no apoyar al violento Andrés Bódalo. La alcaldesa es valiente a la hora de contradecir a esta jauría de radicales. No es fácil dirigir una ciudad como Madrid cuando, en realidad, está secuestrada por Podemos y su propio equipo está repleto de infiltrados afines a Pablo Iglesias.
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