Armengol condena a Prohens a la ruina
Te mienten cuando te dicen que tus impuestos van a Sanidad y Educación. Tus impuestos sirven para pagar la campaña electoral socialista más cara de la historia de Baleares. Casi 6.000 millones de euros va a manejar Francina Armengol para intentar ser reelegida en mayo. Son 771 millones más que el año pasado, justificados oficialmente por la inclusión del factor de insularidad previsto en el Régimen Especial de las Islas Baleares y los fondos europeos Next Generation.
Tal y como sucede en Madrid con Sánchez, Armengol está dispuesta a morir matando. Si no consigue su propósito de encadenar tres legislaturas consecutivas le dejará a su sucesora Marga Prohens una herencia lo suficientemente envenenada como para convertir su mandato en un polvorín perpetuo. Prohens recogerá una autonomía devastada por un déficit salvaje y una deuda pública insostenible porque el PSOE va a repartir a manos llenas en todos los sectores en los que crea posible rascar votos. Además ni siquiera se molesta en ocultar sus intenciones: 250.000 euros a la Cadena Ser por una cena de los 40 Principales y un programa de autobombo al peor alcalde de la historia de Palma. 250.000 euros. Ahí van tus impuestos. A Sanidad y Educación, ¿verdad?
Lo triste es que la ley española ampara estas prácticas fraudulentas. Armengol y Sánchez van a dejar Baleares y España en quiebra, pero no se les exigirá ninguna responsabilidad personal. Es más. En el caso de la farmacéutica inquera es bastante probable que al día siguiente de perder las elecciones, tras haber malversado un presupuesto gigantesco, se siente con toda la desfachatez del mundo en la bancada socialista pidiendo explicaciones.
Nada de esto sucedería si sus decisiones tuvieran consecuencias. Pasa lo mismo con los jueces progresistas. Si hubiera responsabilidad sobre sus actuaciones seguramente algunas sentencias injustificables de libertad para delincuentes que inmediatamente reinciden, algunos de ellos con consecuencias mortales para víctimas inocentes, cambiarían rápidamente de signo. Sin embargo vivimos en un país en el que la justicia es implacable con según quien y laxa con según qué otros y en el que indefectiblemente se repite un ciclo eterno que no tiene fin: el socialismo arruina el país y luego se aprovecha de las políticas económicas de la derecha para volver a arruinarlo en cuanto le vuelven a dar el poder. En 2003, cuando Matas le arrebató el poder a Antich, se encontraron con que los políticos socialistas se lo habían llevado absolutamente todo del Consolat de la Mar. Incluso habían destornillado los radiadores. Matas lo ocultó todo en el fondo de un cajón porque «hay que pasar página». Y no, ese es un error que es imprescindible que no cometa de nuevo Marga Prohens. Los ciudadanos baleares tienen, por lo menos, todo el derecho del mundo de conocer el mayor despilfarro de dinero público de toda la historia de las islas.
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