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Ruralitud: una alternativa para favorecer el relevo generacional en el campo

Ignacio Maestre, Técnico de Dinamización Local y Educación para la Ciudadanía Global de CERAI

Actualmente, hay más dueños de explotaciones mayores de 90 que menores de 30, según el Censo Agrario de 2020

"La falta de relevo generacional ya ha comenzado a tener consecuencias"

La edad media del agricultor (que no agricultora, pues sigue siendo un sector muy  masculinizado) en el Estado español es de 62 años, según apunta el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Hay gente joven que desea dedicarse a trabajar la tierra, muy formada y que apuesta por la innovación, pero es una cantidad insuficiente para que exista relevo generacional, y que este permita la continuidad de la actividad agraria y ganadera en el campo español.

No obstante, aunque el escenario no es el más alentador, existen salidas de emergencia para que el relevo generacional sea una realidad. Una de estas es Ruralitud, una iniciativa impulsada por el Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional (CERAI) y la Fundación Daniel y Nina Carasso (FDNC).

Seguridad alimentaria en juego

Y como esta, son necesarias más porque se trata de la pervivencia de un sector esencial y está en juego la seguridad alimentaria, la sostenibilidad ambiental y la subsistencia económica del medio rural. Porque el campo es una cuestión de vida para todas y todas, dentro o fuera del sector, tenemos una responsabilidad en su continuidad.

La falta de relevo generacional ya ha comenzado a tener consecuencias: el abandono de las tierras, la pérdida de biodiversidad, la concentración de la agricultura en manos de unos pocos, la pérdida del conocimiento de la cultura agraria, el infracultivo, el aumento de la dependencia alimentaria… Actualmente, hay más dueños de explotaciones mayores de 90 que menores de 30, según el Censo Agrario de 2020.

Barreras para la juventud

¿Y por qué la juventud no desea trabajar en el sector primario? Los principales factores «limitantes» identificados por la juventud, y que les aleja del campo son: las dificultades de acceso a la tierra y al crédito, las trabas burocráticas, las condiciones del medio rural, la falta de formación adecuada y de asesoramiento específico antes, durante y después de la instalación, y ahora también, su incorporación sin ayudas de la PAC (Política Agrícola Común).

Todos estos factores están recogidos en La instalación de jóvenes y el relevo generacional en el sector agrario, informe elaborado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Y fruto de esas limitaciones, un escenario preocupante: un 11% menos de jóvenes en el campo desde 2009. Y ante este dato, nace Ruralitud, una innovadora herramienta digital para acompañar a los nuevos proyectos productivos agrícolas. Esta plataforma está enfocada en favorecer el relevo generacional y la incorporación de jóvenes al sector agrario.

Defender la soberanía alimentaria

«Esta situación hace necesario crear nuevos modelos alimentarios que empoderen y den valor a las personas productoras y consumidoras, generando nuevas estructuras más sostenibles que defiendan sus derechos. En definitiva, se trata de crear sistemas que defiendan la soberanía alimentaria (derecho de los pueblos a definir y controlar sus sistemas alimentarios y de producción de alimentos tanto a nivel local como nacional, de forma equitativa, soberana y respetuosa con el medioambiente) con el propósito de crear una sociedad más justa y resiliente ante los actuales problemas a los que nos enfrentamos», señala Soraya Valiente, técnica de CERAI.

Ruralitud: el foco en los sistemas agrarios territorializados

Y ante el desafío de favorecer el relevo generacional en el campo, crear nuevos modelos de organización de los sistemas alimentarios como los SAT (sistemas alimentarios territorializados), puede ser una gran solución.

Los SAT son estructuras relacionadas con la alimentación que se construyen desde un enfoque territorial con el fin de conectar la producción con el consumo. Este tipo de sistemas se basan en la creación de circuitos cortos, favorecen el consumo de productos locales y de temporada, mantienen la producción agraria del territorio y estimulan su economía.

Los SAT favorecen la soberanía alimentaria porque devuelven a las personas consumidoras y a las productoras de alimentos la capacidad de decidir en su territorio. Y también la capacidad de diseñar la conexión entre la producción y el consumo en su territorio, generando una alimentación más saludable y sostenible.

Sistemas alimentarios desde el punto de vista territorial

La Fundación Daniel y Nina Carasso (FDNC) lleva años trabajando en la promoción y creación de los sistemas alimentarios construidos desde un punto de vista territorial.

Y el informe El camino hacia el empleo agrario en los Sistemas Agroalimentarios Territorializados (SAT) encargado por la fundación a CERAI, identificó una evolución en las etapas del proceso.

Este informe fue el detonador de Ruralitud, una web interactiva para ayudar a quienes no provienen del mundo agro a comprender las fases y facilitar su incorporación al campo.

Fomentar el relevo generacional

Ruralitud tiene como principal fin fomentar el relevo generacional en el campo. “Porque emprender en el sector agrario nunca ha sido sencillo, pero el presente sistema alimentario globalizado hace que emprender en el campo sea todavía más complejo. En cambio, los sistemas alimentarios territorializados hacen más viable el emprendimiento agrario”, destaca Valiente.

Por su parte, Eva Torremocha, directora del eje Alimentación Sostenible, de la Fundación Daniel y Nina Carasso, señala que Ruralitud es una herramienta clave para apoyar a quienes quieren emprender en el sector agroalimentario.

Emprender en el campo

«Facilita el acceso a recursos y el acompañamiento es fundamental para allanar el camino a las personas deseosas de trabajar en la producción de alimentos. Estas son esenciales para revitalizar el campo y fortalecer los sistemas alimentarios locales, haciéndolos más sostenibles y justos», explica.

Esta plataforma online tiene como propósito esencial apoyar a aquellas personas que quieran emprender en el campo creando proyectos que se encaminan hacia los sistemas alimentarios territorializados. Ruralitud es una herramienta que puede sembrar un impulso al relevo generacional. Porque sin relevo generacional en el campo no hay futuro.

Ignacio Maestre es técnico de Dinamización Local y Educación para la Ciudadanía Global de CERAI