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Fútbol total 2.0

Bienvenidos al fútbol del futuro. Atacar, defender, no perder el balón, dominar la entrada al balón, ganar los duelos contra tu igual, correr a un ritmo altísimo durante cien minutos y que ese desgaste no te lleve al error no forzado. No hubo sistemas ni fue una batalla colectiva; por eso, fue un once contra once a toda la cancha reducido a un uno contra uno donde la clave era superar al oponente para que los tuyos encontrasen una ventaja, una esperanza, una oportunidad, aunque fuese mínima de gol. Exigencia máxima.

Alemania fue España, España fue Alemania. El balón y fútbol a toda la cancha como protagonista. Iguales que se neutralizaban, mandaba España e intentaba Alemania. En el primer tiempo, siempre a los puntos, fueron mejor los nuestros; a medida que pasaba el tiempo se imponían ellos aunque tras el gol de Morata y el intento de rondo con los centrales y Pedri liderando se percibió un primer jaque mate; sin embargo, son teutones y esa entrega de armas fue, solamente, un mal momento.

Pedri contra Kimmich. Qué duelo. A todo el campo con la dificultad de que ambos tienen que marcar el ritmo de los suyos además de superar a su oponente. Ambos – pura magia en el control y pase, en la distribución – fueron colosos defendiendo porque no dejaron ni respirar a su igual. Ni un metro, ni un balón disputado, ni un despiste en lo que fue la reducción del partido en un uno contra uno que habría que enseñar en las escuelas. Oro puro.

En la sala de máquinas, una frontera. Gundogan marcando a Busquets para impedir que España moviese de un lado a otro. Ilkay lo hizo de manual y con una concentración plena, ni un despiste y con la ayuda de Müller para que no hubiese pase con el vértice ni cambio de orientación rápido. Ese marcaje condicionó y puso de relieve la importancia de contar con Rodri como central y con un Laporte superior que hacían que España mandase porque ellos provocaban siempre un pase fácil con el que respirar.  No hubo posiciones, hubo duelos. La individualidad sin protección del colectivo y sólo con la obligación de ejecutar el «yo» tras hacer antes todo lo que marque el «nosotros».  El fútbol moderno ha llegado a la excelencia del fútbol total. Brutal.