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Adiós a circular por caminos: la multa de la DGT que te puede salir muy cara

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Cada fin de semana, muchas personas se embarcan en la misma aventura: dejar atrás el bullicio de la ciudad, escapar de la rutina y pasar el día en el campo. Con sus vehículos cargados de ilusión, los «domingueros» se dirigen a las zonas rurales, disfrutan de un picnic, pasean o simplemente aprovechan la ocasión para realizar alguna actividad como el ciclismo de montaña o conducir vehículos todoterreno. Sin embargo, esta costumbre, que parecía inofensiva, está empezando a tener consecuencias.

La ley ha decidido intervenir, y ahora aquellos que se adentren en caminos no habilitados para vehículos motorizados podrían enfrentarse a sanciones económicas de hasta 3.000 euros. El motivo es que muchas veces estos caminos no están diseñados para soportar el tráfico de vehículos motorizados y, a medida que más personas optan por hacer uso de estos senderos rurales para disfrutar de sus actividades recreativas, el impacto ambiental se hace notar. Los vehículos que circulan fuera de las carreteras principales pueden provocar la erosión del suelo, destruir hábitats naturales y, en algunos casos, dañar especies de flora y fauna que habitan en estos entornos.

Las leyes que prohíben circular fuera de la carretera

Aunque pueda parecer que no pasa nada por salirse de la carretera principal y adentrarse en los caminos rurales, la ley española lo ve de otra manera. Existen normativas claras que prohíben circular fuera de las carreteras asfaltadas.

La Ley de Montes 43/2003 y la Ley de Vías Pecuarias 3/1995, ambas de carácter estatal, regulan estrictamente el tránsito de vehículos a motor en lo que se considera campo abierto o terrenos no habilitados para la circulación. Esto significa que no se puede acceder a zonas rurales a través de caminos que no estén específicamente preparados para vehículos motorizados, salvo que se cuente con una autorización especial.

Este detalle es clave: aunque un camino de tierra no esté cerrado, si no es una vía pública de acceso permitido, se considera ilegal circular por él. Las únicas excepciones se dan cuando se trata de caminos privados, o cuando el conductor tiene permiso para circular por una determinada ruta, como en el caso de actividades específicas como la caza o el acceso a fincas privadas. En estos casos, se requiere una autorización, y si no se cumple, las consecuencias son bastante graves.

Por lo tanto, aquellos que circulen por caminos no habilitados y sin permiso pueden enfrentarse a multas de entre 500 y 3.000 euros. La sanción varía según la gravedad de la infracción y si se considera que el conductor ha causado un daño ecológico en el entorno, lo que puede agravar aún más la situación.

Ordenanzas municipales

Aunque la legislación estatal es clara, cada municipio tiene la capacidad de añadir sus propias normativas locales para regular el acceso a los caminos rurales. Esto significa que en algunas localidades se pueden aplicar restricciones adicionales, y las ordenanzas municipales pueden decidir cuándo y cómo se puede circular por ciertas rutas. Algunos municipios han optado por cerrar determinados caminos para evitar que los vehículos invadan áreas sensibles y protejan el medio ambiente de manera más eficaz.

Esto ha complicado aún más la situación para los «domingueros» que, antes de salir de viaje, deben consultar las regulaciones locales para asegurarse de que pueden circular por los caminos sin enfrentarse a problemas legales. En otras palabras, no basta con saber si un camino parece accesible o no: hay que conocer las leyes del lugar específico al que se quiere acceder.

Consecuencias

Con la creciente cantidad de sanciones y restricciones, el futuro del todoterreno en España es incierto. A pesar de que muchos conductores disfrutan de esta práctica, las altas multas y la falta de caminos habilitados están reduciendo cada vez más las oportunidades de disfrutar del campo con vehículos motorizados. Cada vez es más difícil encontrar rutas legales y accesibles para practicar deportes como el ciclismo de montaña o conducir 4×4, y los costes de obtener permisos pueden ser prohibitivos para algunos.

Aunque muchos conductores siguen circulando por estos caminos rurales sin ser conscientes de las consecuencias legales, lo cierto es que las sanciones son cada vez más frecuentes. Las autoridades están aumentando las patrullas, especialmente en áreas protegidas o en zonas donde la naturaleza está en riesgo. Si un agente forestal o un miembro de la Guardia Civil sorprende a alguien circulando sin permiso, el riesgo de multa es casi seguro. Además, si el daño ambiental es considerable, las sanciones pueden ser aún mayores.

En conclusión, lo que parecía una forma inofensiva de disfrutar del fin de semana en el campo está siendo controlado más estrictamente debido a los impactos ambientales y a los riesgos de seguridad que conlleva. Los «domingueros» deberán adaptarse a las nuevas normativas si quieren seguir disfrutando de la naturaleza, y es probable que muchos reconsideren sus prácticas para evitar las sanciones económicas que ahora parecen ser una amenaza constante.