PSOE y Podemos sopesan no citar a Villarejo a la comisión del ‘caso Kitchen’ por temor a salir trasquilados
Interior sobornó con fondos reservados al chófer de Bárcenas para rescatar documentos sensibles de Arenas, Soraya y Cospedal
Villarejo pide declarar ante el juez para contar quién organizó el ‘chivatazo’ a ETA del bar Faisán
La UDEF y la Fiscalía alimentaron durante 10 años la mentira de que Bárcenas era ‘Luis el Cabrón’
PSOE y Podemos no lo tienen claro. Les ha invadido el pánico y ahora dudan si citar a José Villarejo en la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados sobre la operación Kitchen que arrancará, en principio, dentro de un par de semanas. Los partidos todavía no han depositado en el registro la lista de comparecientes.
Los asesores de La Moncloa han advertido a Pedro Sánchez de que la larga sombra del comisario Villarejo en la causa Tándem puede convertirse en un bumerán que se vuelva en contra de la estrategia de acoso diseñada contra el Partido Popular.
La Cámara, por iniciativa de socialistas y podemitas, iniciarán las sesiones para investigar el espionaje al ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, mientras las pesquisas judiciales siguen abiertas en la Audiencia Nacional. Este escenario legal limita el testimonio de los policías investigados y del resto de imputados, que se pueden acoger al derecho a no declarar por estar inmersos en una causa penal.
No sería la primera vez que el PSOE impide la comparecencia de José Villarejo ante una comisión del Congreso. Sucedió durante la investigación sobre la supuesta ‘policía patriótica’, que también fue propiciada por los socialistas con Rajoy en La Moncloa. Entonces, socialistas y populares vetaron la presencia de Villarejo en el Congreso, meses antes de que ingresara en prisión por la causa Tándem.
Tanto en 2017 como ahora, el PSOE tiene un verdadero pavor a las revelaciones de Villarejo, que durante años fue uno de los comisarios favoritos del ya fallecido ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y de su número dos en la Policía, Miguel Ángel Fernández Chico.
Sorprende la postura de la coalición de Gobierno porque José Villarejo es una pieza clave para esclarecer la operación Kitchen. Él fue durante un tiempo el contacto con el chófer Ríos y participó en la mayoría de las reuniones, tanto en Moncloa, como en Génova, Amador de los Ríos (Secretaría de Estado de Seguridad) y Castellana (Ministerio del Interior).
Pero Villarejo puede suponer para Sánchez una bomba de relojería si el comisario decide reventar durante la Comisión los secretos socialistas de casos como Faisán, GAL, CNI, Fondos Reservados y la propia operación Gürtel, sin olvidar las pesquisas ilegales sobre el ático de Ignacio González en la Costa del Sol.
La paradoja de Kitchen y Gürtel
Se da la paradoja de que los socialistas y podemitas se agarran a la Kitchen para desgastar políticamente al PP, mientras la declaración de José Villarejo puede destapar las graves irregularidades policiales que se cometieron en tiempo de Pérez Rubalcaba para hacer estallar la Gürtel.
Un galimatías de confrontación política: la Kitchen fue diseñada por el Ministerio del Interior de Rajoy para robar los papeles de Bárcenas -con la ayuda de Villarejo y la cúpula policial- y así poder amortiguar los efectos de los casos Gürtel y caja B del PP.
Y la Gürtel fue montada por el Ministerio del Interior de Rodríguez Zapatero, con Rubalcaba de ministro, para torpedear al PP de Madrid, con la ayuda de Villarejo y la cúpula policial. Muchos de los testimonios de los denunciantes y algunas de las pruebas utilizadas siguen bajo sospecha.
Una de las indagaciones policiales fue de escándalo: el agente de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF), Manuel Morocho, se aferró hasta la mismísima celebración del juicio de que el seudónimo «Luis el Cabrón», que aparecía en la contabilidad B de Francisco Correa junto a la cantidad de 75.000 euros, correspondía a Luis Bárcenas. La realidad era que, desde el inicio de las pesquisas, se sabía que pertenecía a otro de los implicados en la trama Gürtel.
Era la única prueba -manipulada- que disponía la Audiencia Nacional para poder encausar al tesorero del PP por el delito de cohecho, que entonces ocupaba un escaño de senador. Tal falsedad servía para colocar a Bárcenas en el punto de mira de la investigación porque la mayoría del resto de los delitos había prescrito. Y, como se presumía, la treta se disipó diez años después: el tribunal eximió a Bárcenas de la acusación de cohecho cuando dictó sentencia en 2018.
Villarejo también puede aportar luz sobre el caso Faisán -conocido como el chivatazo a ETA- que significó una de las más graves ignominias policiales acaecidas durante un gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
La amenaza del caso Dina
Pero si la comparecencia de Villarejo supone una amenaza para los socialistas, Podemos se encuentra en una situación mucho más comprometida. Villarejo es uno de los pivotes de la operación Kitchen que puede hacer mucho daño al PP, pero también a Pablo Iglesias en el caso Dina, que ocupa la pieza número 10 del sumario Tándem.
Si Villarejo tuvo acceso al contenido de la tarjeta del móvil de Dina Bousselham a comienzos de 2016, cuando le fue facilitada una copia por el ex director de Interviú, también pudo enterarse de cómo llegó el móvil de la entonces asesora de Iglesias a la redacción de la revista a través del departamento de compras. El comisario podría conocer también la identidad de la persona que hizo la venta, identificado por fuentes del Grupo Z como alguien muy próximo a la propia Dina. De esa manera se le derrumbaría a Iglesias su defensa en el Tribunal Supremo.
La comparecencia de José Villarejo serviría para dinamitar la versión victimista de Iglesias, que se ha parapetado en una supuesta conspiración política, auspiciada contra él por unas fantasmagóricas «cloacas del Estado». Así mismo, dejaría sin argumentos la campaña de exculpación ante el Supremo del ‘cloacólogo’ Iglesias, que está siendo investigado por tres delitos.
El comisario, que lleva tres años en la cárcel, también dispone de pruebas que implican aún más a la familia de Podemos en su financiación ilegal a través de CESC, Neurona, Kinema, Hispan TV…. Lo que sí es seguro es que de los cientos de horas de grabaciones que la Unidad de Asuntos Internos incautó a Villarejo en noviembre de 2017, destaca una del encuentro entre el comisario y dos dirigentes históricos de Izquierda Unida. Durante la conversación los comunistas se refirieron a la financiación irregular de Podemos.
Las pruebas contra Podemos
La reunión se desarrolló en un reservado del restaurante de un club privado de la plaza Santa Ana de Madrid y entre los asistentes llevaba la voz cantante el dirigente comunista Manuel González, a quien el ex comisario conocía como ‘El Lenin’ de su etapa de dirigente sindical de la Policía.
González fue la persona que había introducido en el círculo más íntimo de Hugo Chávez a Juan Carlos Monedero, Pablo Iglesias, Íñigo Errejón y otros dirigentes podemitas, relación que les proporcionó luego unos pingües beneficios.
Y el mismo González dirigente de IU fue el intermediario que le propuso a Villarejo, en nombre de Podemos, la recuperación en un país africano -muy probablemente Angola– de una importante suma de dinero para repatriarla a España e ingresarla en la caja de la formación morada. El dinero estaba bloqueado en una cuenta, como el comisario desveló al juez Manuel García Castellón en un escrito que presentó en el juzgado de la Audiencia Nacional.
Mientras Iglesias y Sánchez se preocupan por los daños colaterales de la comparecencia de Villarejo, el portavoz parlamentario de Podemos, Pablo Echenique, calienta la comisión de investigación, como se suele hacer en el mundo del fútbol cuando se acerca un clásico Madrid-Barcelona. El condenado por un delito contra los trabajadores, al no pagar la Seguridad Social a su asistente, afirmó en un tuit que al PP había que aplicarle la Constitución. Según Echenique, habría que sancionarle con el artículo 22.2, que dice: «Las Asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delito son ilegales».
Echenique pone al descubierto la estrategia de los socios Podemos-PSOE: acorralar al PP durante unos meses desde la Comisión Kitchen para que se vea maniatado en su tarea de desarrollar una libre oposición. En ese tiempo, Iglesias (Dina, Supremo, caja B, Neurona, CESC, los fondos de Venezuela, Ecuador y Bolivia y Calvente, entre otros trapos sucios) y Sánchez (coronavirus, derrumbe económico, CGPJ, Constitucional, Cataluña, Presupuestos, acercamiento de etarras, etc, etc) podrán tapar más fácilmente sus miserias y conciliar mejor el sueño.
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