Una mujer trans demanda a los médicos que la «mutilaron» a la segunda sesión de reconocimiento
Luka, la última "transexual" que ha demandado a sus médicos, acusa al Centro Médico de la Universidad de Nebraska de mala praxis
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Una joven de 21 años ha demandado a una clínica de cambio de género por practicarle una doble mastectomía cuando tenía 16 años y sufría una crisis personal. Luka Hein, de Minnesota en EEUU, dice que la operación irreversible le ha causado dolores constantes y que las hormonas pueden haberle impedido ser madre.
La demanda, presentada este miércoles en Nebraska, acusa al Centro Médico de la Universidad de Nebraska (UNMC) de mala praxis y pide una indemnización por daños y perjuicios. Luka afirma que los médicos le diagnosticaron disforia de género en dos sesiones y la derivaron a cirugía «superior» sin informarle de las consecuencias a largo plazo.
Luka cuenta que se convenció de que había nacido con el sexo equivocado tras seguir a personas trans influyentes en Internet durante su adolescencia. En esa época, sus padres se divorciaron y fue seducida por un hombre que conoció en Internet. Se volvió retraída y deprimida.
Luka asegura que: «Estaba atravesando el momento más oscuro y caótico de mi vida y, en lugar de darme la ayuda que necesitaba, estos médicos convirtieron ese caos en realidad». Y añade: «No creo que los niños puedan consentir que se les prive de todas sus funciones corporales a una edad temprana, antes incluso de saber lo que eso significa».
Luka afirma que cuando expresó su arrepentimiento por la operación, los médicos le recomendaron buscar ayuda psicológica.
Demanda
La demanda afirma que su médico le dijo: «Supongo que esto es parte de tu viaje de género». Desde entonces ha decidido «destransicionarse» y vivir como una mujer.
Pero los tratamientos le han dejado huellas permanentes, una voz ronca y las hormonas desequilibradas. También dice que le duelen las articulaciones, la espalda baja, las manos, las muñecas, los codos y la zona pélvica por la terapia hormonal, y añade que no podrá dar nunca pecho a su bebé y podría ser infértil.
Harmeet Dhillon, abogada de Luka, del Center for American Liberty, dice que se trata «de una negligencia médica realmente indignante».
Y agrega que «se usaron métodos coercitivos para forzar a la familia a aceptarlo, como una falsa representación sobre las consecuencias para la salud mental de no hacerlo». «Su hija se suicidará si no acceden», se les dijo a los padres en la clínica.
Luka es la última «transexual» que ha demandado a sus médicos en un proceso que podría ser clave en el acalorado debate estadounidense sobre los derechos de los transexuales y las intervenciones médicas, especialmente en niños.
La demanda asegura que el diagnóstico rápido (en dos sesiones) creó un «sistema de retroalimentación que empuja a pacientes como Luka hacia niveles más profundos -y más dañinos- de intervención médica transgénero».
Antes de la operación, Luka manifiesta que había dejado de usar su sujetador durante unos meses por un dolor constante en las costillas. «Recuerdo que pensé que no estaba tan mal. De todos modos, me forzaron a operarme», asegura.
Luka afirma que la primera semana después de la cirugía fue «uno de los peores momentos de mi vida». Desde que hizo pública su historia, Luka se ha puesto en contacto con otros 20 detransicionistas.
Dice que conocer a personas que pueden comprender mejor lo que ella ha vivido ha sido «una de las cosas más sanadoras».
Varias asociaciones médicas dicen que este tipo de cirugía llega a salvar vidas en un grupo propenso al suicidio. Sin embargo, quienes se oponen a la ideología trans sostienen que el sexo se determina al nacer y no puede cambiarse, que los grupos de asesoramiento médico han sido adoctrinados por radicales y que los políticos deben intervenir para evitar que padres, médicos o terapeutas perjudiquen permanentemente a los niños.
Numerosos activistas de los derechos civiles están alarmados por el fuerte aumento en los últimos años de adolescentes con autismo y otros problemas de salud mental que piden la reasignación de sexo, y por los nuevos estudios que relacionan los bloqueadores de la pubertad con huesos más frágiles y osteoporosis.
Los tratamientos de reafirmación de sexo para niños trans han generado una fuerte polémica en Estados Unidos, donde los republicanos han impulsado leyes para prohibirlos en unos 20 estados.
Las cirugías de cambio de sexo han aumentado casi al triple en los últimos años en el país. Según un estudio, unos 48.000 pacientes se sometieron a este tipo de operaciones en cinco años, con un máximo de 13.000 procedimientos en 2019 y 12.800 en 2020.
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