Internacional

Encontrados con vida los doce niños y el entrenador desaparecidos en una cueva en Tailandia

Las autoridades de Tailandia han confirmado este lunes la localización de doce niños miembros de un equipo de fútbol amateur y su entrenador tras nueve días desaparecidos en una cueva en el norte del país.

El gobernador de la región de Chiang Rai, Narongsak Osathananakorn, ha indicado que los equipos de rescate han hallado a los desaparecidos con vida tras conseguir reducir la entrada de agua en la cueva, según ha informado la cadena de televisión local TPBS.

Asimismo, ha señalado que por el momento no pueden ser rescatados, y ha resaltado que «tienen que esperar y ser fuertes», tal y como ha recogido el diario local ‘Daily News’.

Los miembros del equipo, doce niños de entre 11 y 16 años, y su entrenador, un joven de 25, quedaron atrapados en la cueva -situada en el bosque de Tham Luang Khunnam Nang Non, ubicado en el distrito de Mae Sai- debido a las inundaciones registradas en la zona a causa de las lluvias torrenciales.

Generalmente, los visitantes sólo pueden aventurarse unos 700 metros en el interior de la cueva. Las autoridades estiman que el grupo habría avanzado más allá de lo permitido.

Alivio nacional

Su desaparición ha sido seguida en directo por la televisión tailandesa y los internautas llevaban días sin hablar de otra cosa. Este lunes se había organizado una ceremonia en la escuela de los niños.

«Déjenlo volver para jugar al fútbol con nosotros, lo echamos de menos», imploró Tilek Jana, de 14 años, uno de los 200 niños congregados y cuyo amigo Prajak está entre los desaparecidos.

«Yo rezo todas las noches para que estas 13 vidas sean rescatadas», agregó Jakkrit Muenghong, uno de los profesores de Prajak.

Un conocido cantante de Tailandia, Kong Huayrai, escribió una canción en homenaje a los niños y su entrenador: «No sabemos quiénes son, cómo son, pero ¿dónde están? ¿tienen frío y hambre?», dice la balada difundida en la televisión, que enfatiza que hay un país esperándolos.

El lunes, miembros de la tribu Lisu se reunieron cerca de la cueva para sacrificar pollos y cerdos, una ofrenda a los espíritus del río y de la selva para implorarles que permita el regreso de los niños sanos y salvo.

Decenas de buzos, incluyendo efectivos internacionales, estaban movilizados desde hace más de una semana para intentar encontrar a los niños.