Internacional

Los diputados británicos piden a May que escuche sus planes alternativos para el Brexit

Los diputados británicos han pedido a la primera ministra, Theresa May, que tome en consideración alguno de los planes para el Brexit que plantearán este miércoles, después de que el Parlamento haya tomado el control de las votaciones para salir del 'impasse', aunque el Gobierno ya ha recalcado que no está obligado.

El Gobierno británico ha insistido en que el acuerdo de Theresa May con la Unión Europea, rubricado en noviembre tras casi dos años de negociaciones, es la única manera de que Reino Unido salga del bloque comunitario, a pesar de que el Parlamento ya lo ha tumbado dos veces.

La esperanza del gabinete de May es que los diputados que estén a favor de un Brexit sin acuerdo den ahora luz verde a su plan ante el peligro de encontrarse con una prórroga larga e incluso con la retirada de la petición para salir de la UE.

Sin embargo, en el último giro de los acontecimientos, el Parlamento se posicionó este lunes a favor de arrebatar a May el control sobre la agenda de las votaciones del miércoles, que pondrá encima de la mesa un abanico de opciones para el Brexit que aún no se ha concretado.

Tres secretarios de Estado dimitieron también este lunes en un desafío a las órdenes de May, que ya ha recalcado que su Gobierno no está obligado a hacer caso al llamado «voto indicativo» a pesar de las peticiones de varios diputados.

«Si el Parlamento es capaz de aprobar un plan para seguir adelante, la pregunta es si el Gobierno está preparado para comprometerse con él», ha reflexionado el diputado de la oposición laborista Hilary Benn.

Benn ha reconocido que el Gobierno puede ignorar los votos del miércoles y seguir con el plan de May. «Es cierto que es posible, pero no es un argumento para no intentarlo porque estamos metidos en un completo caos», ha afirmado.

Las opciones que se pueden plantear el miércoles son diversas: el acuerdo de May, una salida sin acuerdo, otro referéndum, revocar el Artículo 50, un tratado de libre comercio con unión aduanera o permanecer en el mercado único.

El diputado conservador Steve Brine, que dimitió este lunes como secretario de Estado de Salud, ha apostado por que el Parlamento sea el juez que rompa este atasco.

«La conclusión es que algo tiene que cambiar», ha reflexionado. «Estamos atascados en esta locura de ‘impasse’ donde estamos caminando en círculos, algo tiene que hacernos mover. La Cámara de los Comunes no va a aprobar ninguna locura», ha asegurado.

Jugando con fuego

El ministro de Salud, Matt Hancock, ha insistido en que el acuerdo de May sigue siendo la única opción encima de la mesa y ha advertido de que derrocar a la primera ministra no va a solucionar los problemas del Brexit.

Theresa May no ha descartado insistir esta semana por tercera vez con su hoja de ruta, posiblemente el jueves. El periódico ‘The Sun’ ha afirmado que la primera ministra ha ofrecido su dimisión si eso ayuda a sus compañeros ‘tories’ a salir de dudas.

«Cambiar de líder en el partido no cambia nada. No cambia la aritmética parlamentaria y sería una enorme distracción», ha recalcado Hancock.

La semana pasada, la UE acordó prorrogar el límite original del 29 de marzo para la salida de Reino Unido. Si el plan de May es aprobado esta semana, la fecha de salida es el 22 de mayo. Si no, el 12 de abril es la nueva fecha marcada en rojo para la despedida.

Otras voces con peso en el partido conservador también piden acción. El exministro conservador Michael Heseltine ha advertido a May de que ignorar al Parlamento puede ser «peligroso». La primera ministra «está jugando con fuego cuando dice que no va a hacer ni caso de lo que digan los Comunes», ha afirmado en la radio BBC

«No hay duda de que la opinión pública se está moviendo, además de manera significativa, después de todo lo que ha pasado y del hecho de que ni siquiera hayamos comenzado a negociar el acuerdo real», ha señalado.

Este sábado, cientos de miles de personas salieron a las calles del Reino Unido reclamando un nuevo referéndum y la petición en el Parlamento británico lleva recogidas más de 5,7 millones de firmas.