Controversia en Alemania por la utilización turca de armas de fabricación germana en la guerra de Libia
Turquía persiste en la violación del embargo de armas decretado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) en el marco de la guerra civil de Libia; un choque sangriento que se sigue desarrollando desde 2014 entre el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA, por sus siglas en inglés), radicado en Trípoli y dirigido por el primer ministro Fayez Sarraj, y el Ejército Nacional libio (LNA, por sus siglas en inglés), liderado por el mariscal Jalifa Haftar y asociado con el otro Ejecutivo oriental de Tobruk.
En este caso se ha conocido que el país euroasiático, presente en el conflicto a favor del bando tripolitano, dispone de armamento servido desde Alemania, lo que ha provocado la estupefacción en la nación germana al vincularse esto con la infracción del bloqueo impuesto por la ONU encaminado a detener el cruento enfrentamiento en el país norteafricano.
El envío de vehículos blindados y otro tipo de material bélico de fabricación alemana a la capital libia de Trípoli ha provocado indignación en la esfera política y social alemana. Una disposición de armas que fue conocida a través de la información del semanario alemán Stern, cuya investigación periodística señaló que este material militar se vendió a Turquía para su uso local, durante los contratos armamentísticos habituales entre los dos países, especialmente teniendo en cuenta que Ankara es uno de los mayores consumidores de armas alemanas en el mundo y que hay un gran vínculo turco-alemán en todos los ámbitos (cabe recordar la gran colonia de turcos que reside en suelo alemán). Pero el régimen de Recep Tayyip Erdogan pasó en secreto de contrabando estos vehículos blindados y equipamiento a Libia para asistir a las milicias del GNA, en clara violación de la resolución de la ONU que prohibía las exportaciones de armas a Libia.
Según el medio Stern, «el 24 de enero, un barco zarpó del puerto turco de Mersin (importante nodo naval ubicado en la costa nororiental del mar Mediterráneo al sur de Turquía) con destino a Génova, Italia». «Se suponía que el barco debía transportar vehículos regulares y pasar por Creta y Chipre”, reseñó la revista, pero esta apuntó que el barco desapareció del radar a partir del 27 de enero durante dos días, antes de que apareciese posteriormente a 25 kilómetros de Trípoli, continuando posteriormente su viaje a Génova como si nada hubiera pasado.
El semanario alemán indicó que «el barco cerró la señal para evitar el radar y llevar a cabo una misión en Libia, antes de regresar a la ruta natural hacia Génova». Explicó que «según las declaraciones hechas por los marineros a la Policía en Génova, el barco descargó armas bajo la supervisión de los soldados turcos en Trípoli». Además, agregó que «uno de los marineros dijo que vio los vehículos blindados de la compañía Mercedes en el barco”, y que “algunos de estos vehículos blindados estaban equipados con un cañón y sistemas de radar». También se hizo referencia a un video tomado en secreto durante el viaje del barco a Trípoli, mostrando vehículos militares Unimog de Mercedes-Benz a bordo, según recogió también el medio Al-Ain News.
La revista Stern manifestó además que este tipo de vehículo aparecía en un video que la milicia del GNA publicó en las redes sociales, el cual mostraba a un grupo de sus miembros conduciendo vehículos Unimog cerca del puerto de Trípoli. Otras imágenes mostrarían también un convoy militar de las milicias de Fayez Sarraj con la presencia de automóviles militares producidos por la firma alemana MAN.
Según la misma investigación, el contrabando de vehículos producidos por compañías alemanas a Libia también es controvertido para el Gobierno alemán, ya que este patrocinó la pasada conferencia de Berlín del 19 de enero que reunió a las partes en conflicto en Libia comprometiéndose estas a respetar el embargo de armas y a decretar un alto el fuego, algo que claramente se incumplió. La revista Stern dijo que el contrabando de armas alemanas a Libia estaba causando una gran ira en Berlín. Por lo que se pedía la prohibición de la exportación de armas alemanas a países involucrados en el conflicto en Libia, especialmente a Turquía.
Por su parte, desde la esfera turca se ha denunciado también que Jalifa Haftar ha utilizado camiones militares de fabricación alemana en violación del embargo de armas impuesto por Naciones Unidas, según la propia revista Stern. La publicación hizo referencia a imágenes que mostraban sistemas de misiles rusos Pantsir-S1 montados en camiones MAN-SX 45 construidos en Alemania. El Ejecutivo alemán ha criticado durante mucho tiempo a otros países por violar el embargo de armas de la ONU, ha pedido reiteradamente el fin de la influencia extranjera en Libia y ha defendido la Operación Irini de la Unión Europea, una misión naval cuyo principal objetivo es aplicar el embargo de armas impuesto por la ONU a través de medios aéreos y recursos marítimos.
El medio reseñó que las autoridades creen que los sistemas de misiles Pantsir-S1 y los camiones militares MAN-SX 45 fueron suministrados a las fuerzas de Jalifa Haftar por Emiratos, según informó la agencia oficial de noticias turca Anadolu. Los camiones militares fueron producidos por una empresa conjunta de MAN y el gigante de defensa alemán Rheinmetall.
En este momento, el GNA sigue padeciendo las embestidas dentro de la última operación de asedio a Trípoli lanzada por las Fuerzas Armadas de Jalifa Haftar desde el pasado 4 abril de 2019. Ante esto, el GNA lanzó la Operación Tormenta de Paz el 26 de marzo para contrarrestar los ataques a la capital, con el apoyo turco, gracias a la cual recuperó la base aérea de Al-Watiya y enclaves importantes de la región como Sabratha y Sorman.
Libia ha sido devastada por la guerra civil desde el derrocamiento del difunto líder Muamar El Gadafi en 2011. Los esfuerzos para un acuerdo político de momento han fracasado. Todo ello dentro de un conflicto que se ha internacionalizado por la intromisión de varios países interesados en posicionarse. Destacando el caso de Turquía y su intento de extender su influencia en el arco mediterráneo a través de la participación en las guerras civiles de Libia y Siria, bajo el claro interés de obtener beneficios económicos, ligados a las prospecciones de gas y petróleo, y geoestratégicos. No en vano, la intervención turca en el país norteafricano viene reforzada desde el pacto que suscribieron a finales del año pasado Recep Tayyip Erdogan y Fayez Sarraj, por el que se acordó el apoyo militar turco al GNA y el reparto de zonas económicas exclusivas en el Mediterráneo, que entraron en conflicto con fronteras marítimas de países como Grecia y Chipre. Un apoyo que viene potenciado por el músculo financiero de Qatar, país asociado en el plano internacional con Turquía.
En la guerra civil libia las facciones enfrentadas reciben un fuerte apoyo exterior bastante marcado. Por un lado, el GNA recibe el sustento de Turquía, Qatar e Italia; mientras, por otro, el LNA cuenta con el apoyo de naciones como Rusia, Francia, Egipto, Arabia Saudí, Emiratos o Egipto.
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