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El primer torero español

En la historia española de la tauromaquia conocemos muchos nombres de toreros. ¿Sabes cuán fue el primer torero español?

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La tauromaquia es una tradición típica de la cultura española que surgió en el siglo XVII, cuando nobles caballeros practicaban su destreza montando a caballo y matando toros como preparación para la batalla. Las corridas de toros comenzaron a tener auge en el último tercio de dicho siglo, pero no se tiene referencias de los toreros y matadores de estos festejos sino hasta el siglo XVIII. El primer torero español del que se tiene noticia es Francisco Romero, un hombre que pasó a la historia por establecer las bases del toreo moderno.

¿Quién fue el primer torero español en torear a pie?

Nacido en Ronda; Málaga, en los primeros años del siglo XVIII, Francisco Romero es reconocido por diversos autores como el primer torero español en torear a pie. El escritor Nicolás Fernández de Moratín fue el primero en considerar a Francisco Romero y Acevedo, abuelo de Pedro Romero, como el primer torero de a pie. Antes de la hazaña de Romero, los toros eran lidiados principalmente a caballo por los caballeros, en cambio, los peones de lidia a pie tenían un papel secundario.

A Francisco Romero le atribuyen la invención de la suerte de recibir, al momento de matar. Sin embargo, hay quienes aseguran que esta suerte es anterior a Romero, pero lo cierto es que fue él quien la practicó con asiduidad y la perfeccionó, dejando atrás la antigua costumbre del siglo XV de matar a los toros utilizando verduguillos con hoja de doble filo y entrando a traición.

Romero, quien fue fundador de una importante dinastía de toreros, fue el primero en utilizar una muleta, esa pequeña capa roja con la que hoy se asocia a los toreros. También fue el primero en inventar la espada curva para el momento de la estocada final. Estos elementos permitieron el duelo entre el hombre y el toro fuese más directo, dando origen a lo que se conoce como el “arte de torear”.

La vida legendaria de Francisco Romero

La historia de Francisco Romero está llena de misterios y hechos fascinantes. Se dice que inició su carrera como torero, casi por accidente, en 1726, en una plaza de su ciudad natal, Ronda. Fue el primer torero en bajarse del caballo y enfrentarse a un toro a pie, captando la atención del público desde su primera corrida. Su valentía y estilo particular lo convirtieron en una figura tan popular como las corridas de toros.

Romero se destacó entre otros toreros montados debido a su estilo basado en la cercanía y el control del toro. La habilidad que desarrolló para manejar al animal a pie, utilizando únicamente una capa y una espada, le valió la aclamación del público y sus primeros rivales. Con cada corrida, Francisco Romero fue perfeccionado su técnica, sentado las bases fundamentales para las futuras generaciones de toreros de a pie.

El legado de Romero en Ronda: una escuela de toreros

El aporte más destacable de Francisco Romero a las corridas de toro moderna fue, además de la introducción de la muleta, la muerte del toro por estocada. Según se cuenta, al final de una corrida de toros, Francisco Romero pidió autorización para matar él mismo al toro. Tras citar dos o tres veces al toro con un lienzo (blanco y colgado de un palillo), Romero estoqueó al toro con ayuda de su espada.

Esta nueva suerte la repetiría en otras plazas, convirtiéndose en un auténtico profesional y dando inicio al “arte de torear” como espectáculo moderno.

Con la introducción de la muleta como instrumento de la lidia, la faena previa a la muerte y la muerte del toro por estocada, Francisco Romero sentó los principios fundamentales de la tauromaquia moderna y dio origen a la “Escuela Rondeña”, donde se formarían muchos toreros ilustres, incluido su nieto, Pedro Romero, considerado uno de los más grandes toreros de todos los tiempos.

El arte de Romero y su final

Una de las innovaciones más significativas que aportó Romero al toreo fue su estilo elegante y técnico. A diferencia de sus predecesores, que se basaban en la fuerza bruta, él enfatizaba la gracia, la precisión y el control en sus faenas. Esto sentó las bases para futuras generaciones de toreros que seguirían su ejemplo y desarrollarían aún más el arte del toreo.

Francisco Romero también es conocido por haber sido uno de los primeros en establecer la figura del torero como un artista, en lugar de un simple luchador. Su habilidad para conectar emocionalmente con el público y su estilo distintivo contribuyeron a la popularización de la tauromaquia en España y más allá.

A lo largo de su carrera, Romero logró numerosos triunfos en plazas de toros de renombre, convirtiéndose en un verdadero ícono de su tiempo. Su legado perdura, y su influencia se puede ver en los toreros contemporáneos que continúan perfeccionando el arte del toreo.

Romero murió en 1763, pero su contribución al mundo de la tauromaquia sigue siendo recordada y celebrada. Su vida y obra son un testimonio del profundo impacto que un solo individuo puede tener en la cultura y las tradiciones de un país. Gracias a Francisco Romero, el toreo se consolidó como una de las manifestaciones culturales más emblemáticas de España, fusionando la valentía, la destreza y el arte en una sola expresión.

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