Historia

Así eran las «ratlines», las rutas de escape nazis para huir tras su derrota en la II Guerra Mundial

Nazis
Experimentos nazis

La II Guerra Mundial llegó a su fin en septiembre de 1945. Las fuerzas Aliadas resultaron victoriosas y fue el momento de recapitular contra la Alemania nazi de Adolf Hitler. El führer se suicidó, muchos de sus camaradas fueron detenidos y juzgados. Pero hubo otros, miles, que jamás fueron encontrados o que fueron localizados años después en otros países de América del Sur y Oceanía. ¿Por dónde huyeron?

Las conocidas como «ratlines», rutas de escape nazis o rutas de las ratas, fueron un sistema de escape que utilizaron muchos nazis y fascistas para huir de Europa después de que las fuerzas del Eje sucumbieran ante los Aliados.

Esta ruta era administrada por la Organización ODESSA, formada por ex miembros de las SS y que aseguraron un futuro a cientos de miles de partidarios de Hitler y de los nazis.

¿Cuáles eran estas rutas?

El término «ratlines» muchos lo asocian a la ruta de las ratas, aunque en realidad tenía que ver con conceptos navales, que significa «última vía de escape». Y así se lo tomaron los nazis para salir de Europa y establecerse anónimamente en otros países.

No fueron en ninguna de las medidas rutas improvisadas. El plan de escape siempre estuvo vigente entre las jerarquías nazis que comandaban Hitler y sus secretarios. Los trayectos estaban bien planificados, organizados y estudiados para, llegado el momento, dar una vida mejor y proteger a estos prófugos de la justicia.

Aunque en su mayoría fueron prófugos nazis, también escaparon por estas vías croatas, eslovacos o austríacos, y que tuvieron éxito gracias a la colaboración, en ocasiones sin saberlo, de dos instituciones como la Iglesia católica y Cruz Roja.

Las rutas utilizadas tenían un fin y organización común: llegar a puerto y escapar vía barco hasta otros países.

Existían tres rutas para la vía de escape. Por un lado la nórdica que pasaba a los nazis por Dinamarca con destino Suecia donde cogían el barco de escape.

Existía también la ruta ibérica, coordinada por los nazis que vivían en España y que utilizaron los puertos como el de Galicia, con el presunto visto bueno de Franco.

Por último, se estima que la salida de prófugos del régimen se produjo en un 90% por la ruta italiana. Italia era uno de los grandes aliados de la Alemania de Hitler, y consiguieron que muchos de sus seguidores escaparan a lugares como Canadá, Estados Unidos, Australia o Medio Oriente, pero sobre todo, Sudamérica.

Por esto, Argentina se convirtió en todo un país lleno de prófugos nazis. De los 9.000 militares y colaboradores del régimen que escaparon por la vía italiana, 5.000 acabaron en Argentina, y en menor medida, Brasil, Chile, Paraguay o Ecuador.

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