Pablo Castellano desvela la razón por la que lloró por primera vez en ‘El Desafío’
En su visita a 'El Hormiguero'
Pablo Castellano ha saltado al mundo de la televisión para intentar se conocido sí mismo y dejar de ser el marido de María Pombo. El lugar perfecto ha sido El Desafío, programa en el que ha podido acostumbrarse a la presión de las cámaras.
En el espacio se ha puesto a prueba con algunos retos en los que ha tenido que superar sus miedos y limitaciones, por eso el programa le ha marcado para siempre. En pocos meses ha pasado de intentar escapar de las cámaras a no tener ningún problema en llorar ante millones de espectadores por culpa de una prueba.
En su visita a El Hormiguero este jueves junto a Chenoa, Marta Díaz y Adrián Lastra -sus rivales por la victoria- ha recordado el primer día que se dejó llevar por las emociones en un plató. En la charla ha recordado que todo ocurrió durante la prueba en la que debía aprender a tocar la batería junto al grupo Burning, conocidos por canciones como ¿Qué hace una chica como tú, en un sitio como éste?
Pablo Castellano en acción en @eldesafioa3 #ElDesafíoEH pic.twitter.com/FsKtzwoeZT
— El Hormiguero (@El_Hormiguero) April 4, 2024
Además de ser un reto para él, fue una noche llena de emociones porque su pare llegó a tocar su padre hace años, por lo que ha confesado a Pablo Motos que «era un sueño para él».
«Mi padre, en los inicios del grupo, empezó tocando con ellos la batería. Luego compartiendo piso mientras que hacía que estudiaba. Justamente cuando toqué esto hacía 40 años que él le dedicaba esa canción en un concierto a mi madre», ha recordado.
Para añadir más emoción, entre el público estaba su madre: «Creo que ese día fue el primero que lloré, de los muchos». Este recuerdo fue muy emocionante, ya que su padre murió hace años y esta prueba fue un bonito homenaje.
El duro golpe para Pablo Castellano
Con solo 23 años sufrió la muerte de su padre después de que le fuese diagnosticado un cáncer de colon, enfermedad que le hizo fallecer en solo unos pocos meses. Junto a su hermano Jacobo trataron de hacerse cargo de la empresa de construcción y reformas de su padre, pero su madrastra decidió cerrarla contra la voluntad de los hijos del difunto.
Tras esta lucha decidieron no rendirse y los hermanos Castellano volvieron a comenzar de cero y arrancar Grupo Archarray, como homenaje a su padre. «Mi padre no terminó de dejar las cosas bien, fue todo un poco de boca, y al final, la que era su mujer no respetó sus decisiones e hizo todo lo contrario, y por diferencias nos separamos», le confesó a Bertín Osborne en el programa En tu casa o en la mía.
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Los hermanos se quedaron sin trabajo y sin ingresos de un día para otro, tanto que apenas tenían dinero para poder pagar la luz y la calefacción, llegando incluso a tener que utilizar abrigos dentro de su domicilio y alumbrarse con velas. Aquellos momentos quedaron ya atrás y se ha convertido en un exitoso empresario. Además de Archarray, es socio de los restaurantes La Martinuca, especializados en tortillas de patatas.
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