España
Investidura Pedro Sánchez

El Rey convocará una nueva ronda de consultas aunque Sánchez no tenga los apoyos para ser investido

La Casa Real tan sólo persigue un objetivo: intentar que el parón gubernativo y legislativo de España dure el menor tiempo posible.

Habrá una nueva ronda de consultas del Rey antes de que expire el plazo previsto para una investidura, el 23 de septiembre. Y esa ronda se celebrará aún cuando Pedro Sánchez no cuente aún con los apoyos necesarios. El monarca, como obliga la Constitución, sondeará con el socialista las posibilidades de que, aún in extremis, se llegue a un acuerdo con Podemos. Y en ese contexto, y si existe la mínima probabilidad para que ese acuerdo prospere, le designará como candidato.

Que Sánchez sea el aspirante formalmente propuesto por el Rey para someterse al debate en el Congreso añade un plus de presión sobre Pablo Iglesias. Así lo entienden en el entorno del socialista. La estrategia ha variado desde que, el pasado 26 de julio, Sánchez fracasó en su primer intento en el Parlamento. Entonces, se aseguró que no se presentaría ante el Rey si no contaba con los apoyos confirmados. Pero, en las actuales circunstancias, se considera que la intervención del monarca, aún desde la absoluta neutralidad, puede ser decisiva para que Iglesias se avenga a negociar un acuerdo programático, sin la exigencia de la coalición que aún proclama.

Asegurar la máxima estabilidad

La Casa Real tan sólo persigue un objetivo: intentar que el parón gubernativo y legislativo de España dure el menor tiempo posible. Las conversaciones institucionales mantenidas por los responsables del PSOE les han permitido constatar que el fin es asegurar la máxima  estabilidad en el menor tiempo posible, para evitar un mayor daño a España.

Los datos que manejan las principales firmas demoscópicas, e incluso la propia Moncloa, dejan claro que el Partido Socialista cuenta con toda las probabilidades de ser la fuerza hegemónica no sólo en estos momentos sino también después de las hipotéticas elecciones del 10 de noviembre.

Sin embargo, esos mismos sondeos reflejan igualmente, tal y como ha publicado OKDIARIO, que el reparto de escaños por bloques no variaría demasiado. Es decir, que pese a que el PSOE podría subir hasta la órbita de los 145 ó 150 escaños, el retroceso de Podemos en casi 20 diputados provocaría que la inestable gobernabilidad se prorrogase más allá del 10-N.

En esa tesitura, la Casa Real considera que el retraso provocado por unas nuevas elecciones, para volver a la situación de salida, tan sólo podría incrementar la gravedad del actual parón gubernativo.

Contactos fluidos

Los contactos entre Moncloa y la Casa Real, además, se han desarrollado con fluidez, lo que ha permitido analizar la situación y el contexto político al que se enfrenta España en caso de un alargamiento de la inestabilidad.

Unas nuevas elecciones, en noviembre, no aseguran que la gobernabilidad sea más sencilla. Más bien al contrario. Entonces, el escenario estará marcado por la sentencia del ‘procés’ -con la consiguiente reacción de las autoridades independentistas y la agitación radical de la calle-, a lo que hay que sumar, en la escena internacional, el imprevisible impacto del Brexit. España se enfrenta además a otros retos urgentes, como la crisis migratoria o las inciertas perspectivas económicas.

Y, evidentemente, que el país afronte ese futuro inmediato sin un Ejecutivo formado preocupa en Zarzuela. El Rey ya expresó, algo inusual, su deseo de que no se repitiesen las elecciones, e instó a los partidos a encontrar una solución de Gobierno. Si bien matizó: «Y si no la encuentran también hay una solución dentro de las previsiones constitucionales». El monarca se mantiene en contacto permanente con la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que le informa de las sensaciones de cara a la investidura, y que, en su momento, será la encargada de comunicar el encargo real para la formación de Gobierno.

Evitar elecciones

La hoja de ruta de Pedro Sánchez no pasa por ir a elecciones. Pero tampoco quiere acordar con Podemos a cualquier precio. Y no lo hará, como reitera, con un Gobierno compartido. La única oferta orbitará en torno al acuerdo programático, que ahora prepara a partir de las aportaciones de los colectivos sociales con los que viene reuniéndose desde hace semanas.

En el Ejecutivo y el PSOE van dando ya pistas de esta estrategia. «El presidente del Gobierno se reunirá, si ha lugar, con un programa fortalecido, ampliado y mejorado con el resto de grupos. Si ha lugar», insistió, «pero el presidente no tiene ningún encargo ni ninguna particular incidencia en un asunto hasta el día 23 de septiembre». Y añadió: veremos «qué dispone y en qué momento el jefe del Estado, si se produce o no el encargo a alguien».

El clima con Podemos, hoy por hoy, está totalmente enrarecido. Las relaciones, descompuestas. La desconfianza es total. Y, en esa aparente antesala de ruptura, Calvo comparece este jueves en el Congreso para dar cuenta por el ‘Open Arms’, precisamente a petición de los de Iglesias. Una ‘venganza’ del partido morado, que atribuye directamente a Calvo la ‘mano dura’ en las negociaciones.

Pese a que todo parece conducir al pesimismo en la negociación, en La Moncloa cunde la percepción de que Iglesias apoyará finalmente la investidura con el fin de evitar unas elecciones.

Sobre todo, por una cuestión meramente pragmática: unos nuevos comicios ahora son imprevisibles para Podemos. El líder podemita, además, quiere preparar con calma la sucesión interna, dejándola en manos de Irene Montero. En este contexto, Podemos se divide entre una abstención en base a un acuerdo programático amplio, o apoyar a Sánchez «sin ataduras», lo que les permitirá ejercer libremente de oposición.