Podemos lastra su crisis interna y se desinfla en el 25-S

Podemos País Vasco
Pablo Iglesias, en un acto electoral en Barakaldo, junto a Pili Zabala. (EFE)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

Los 14 escaños en Galicia y los 11 en el País Vasco tienen un sabor más agrio que dulce para Podemos.

Lejos de una lectura contundente, los de Iglesias, que tenían depositadas unas elevadas expectativas en dos territorios de entrada favorables, han contenido la respiración durante todo el escrutinio. En Galicia, el sorpasso se produce en votos, pero no en escaños (14). En el País Vasco, la candidata Pilar Zabala ve frustrada su aspiración de ser decisiva. El PNV, que logra más escaños que la suma de Podemos y EH Bildu, no necesitará del apoyo de ninguna fuerza para que su candidato, Íñigo Urkullu, sea investido.

Podemos ha sido el único partido de ámbito nacional que ha evitado hacer declaraciones desde su sede. Iglesias ha limitado su valoración a varios mensajes en Twitter: «Nuestro país ya no se entiende sin Unidos Podemos», ha escrito.

Sin treguas en la disputa interna

Los resultados han burlado unas encuestas que, de nuevo, han inflado las expectativas de la formación morada. En Galicia no logran imponerse con claridad frente a un socialismo agotado. En el País Vasco resultan irrelevantes. Los peneuvistas han sido capaces de contener a buena parte de un voto nacionalista, receloso a un posible acuerdo entre Podemos y Bildu que ha planeado durante toda la campaña.

Los resultados se suman a la incertidumbre que rodea al partido y que lastrará su futuro inmediato. La rivalidad manifiesta entre los dos sectores en los que se divide esta formación, pablistas y errejonistas, han tenido un reflejo final en las urnas, y comprometen la estrategia de Podemos de cara a otras citas decisivas, como la Asamblea que, previsiblemente, se convocará para principios del año que viene. 

Ni siquiera en el mismo día de las elecciones ha habido tregua. Pablo Iglesias aprovechó su intervención en la clausura de ‘Universidad Podemos’, un ciclo de charlas y debates organizado por el partido en la Complutense, para cargar contra la estrategia de su número dos. Si el jueves, Errejón defendió su tesis de la transversalidad, Iglesias consideró este domingo que “ser transversal no implica parecerse al PSOE”. Un aviso a navegantes para Errejón, partidario de mantener una postura más flexible en las negociaciones con los socialistas. 

Los candidatos en Galicia y País Vasco no ocultaron el malestar que había producido el hecho de que la crisis interna hubiese explotado a una semana vista de las elecciones.  El enfrentamiento soterrado que durante meses han mantenido el líder y el número trascendió este lunes a la escena pública, vía Twitter.

La disputa es solo la puntilla del cisma que se vivirá en los meses venideros y que se reflejará en los distintos procesos de renovación de las direcciones autonómicas.

El principal, el de la Comunidad de Madrid, convertido en el centro de la batalla por el liderazgo. La disputa madrileña, que enfrenta a la candidatura de Rita Maestre y Tania Sánchez, con la oficialista de Ramón Espinar, es reflejo del debate interno iniciado hace meses y en el que han tomado ya partida la mayoría de dirigentes.

 

Pablo Iglesias ha celebrado, no obstante, que su candidatura en Galicia sea la primera fuerza de la oposición y en el País Vasco, el primer partido de ámbito nacional en representación.

No obstante, las diferencias internas se han dejado caer en algunos de los mensajes en las redes sociales. El ‘pablista’ Ramón Espinar ha aprovechado un mensaje en Twitter para reafirmar el liderazgo de Iglesias.

El secretario general ha optado por mantener un perfil bajísimo en esta campaña. Su participación se ha limitado a un día en Galicia, y otro en el País Vasco. En el primer caso, pudo además comprobar de primera mano el visible malestar que entre sus bases gallegas provocó la decisión de diluir las siglas en la candidatura de En Marea. El recibimiento de Iglesias, muy frío, se corresponde con el clima que se vive entre los simpatizantes. Muchos de ellos optaron ya por hacer campaña en favor de las candidaturas alternativas, en un claro desplante a la táctica de la dirección.

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