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Recorrer Las Navas del Marqués (Ávila) con Pablo Casado (Palencia, 40 años) es a la vez una bendición y una tortura. Bendición, porque la gente es de una amabilidad y un cariño extremos y tortura, porque, aunque parezca increíble, se emplea casi tanto tiempo como en atravesar la Castellana. Los naveros le paran cada dos metros pese a que tiene casa alquilada desde hace años y pasa allí todos los fines de semana, periodos vacacionales y fiestas de guardar que le deja su inhumana agenda. Un periplo que permite al candidato a la Presidencia del Gobierno tomar la temperatura a la España real. La pastelera se queja del subidón de la luz, “de 1.100 a 1.700 euros mensuales”, que ha pegado un buen mordisco a los beneficios. El transportista de Donuts está que trina con el incremento del precio del combustible, también de dos dígitos; el frutero es algo más optimista, y la farmacéutica, Paloma, advierte que el Gobierno les obligará a vender los test de antígenos “perdiendo dinero”. Chuletón en mano, el dueño del restaurante Montecarlo, Alberto, acusa a Garzón de querer arruinar al sector ganadero “a sabiendas de que tenemos la mejor carne del mundo”. El único momento embarazoso llega cuando la dueña de la pastelería El Saúco intenta regalar al presidente del PP y a un servidor los cuatro cruasanes que cada uno ha pedido. Nuestro protagonista se niega en redondo: tuerce el gesto y zanja el debate sacando del bolsillo un billete de 20 euros y pagando a tocateja los 11,2 euros. Que no se diga.
Pregunta.- ¿Qué opina del caso del Rey Juan Carlos y qué va a hacer con el Rey Juan Carlos cuando sea presidente del Gobierno?
Respuesta.- Creo que los españoles tenemos que estar tremendamente agradecidos a lo que hizo Don Juan Carlos en la Transición. Gracias a él tenemos una democracia ejemplar y una Constitución que es un ejemplo. Siempre me remito a lo que dice ahora Don Felipe: que la ejemplaridad es una seña de identidad de la institución. Yo respeto lo que ellos decidan porque, en el fondo, es una decisión que tiene que tomar la propia jefatura del Estado. Pero siempre reivindico el legado de Don Juan Carlos porque creo que, al final, tiene que pesar más lo positivo que lo negativo. Y el pueblo español tiene que estar muy agradecido al Rey. Pero esto no es casual. Hay un intento contra la Monarquía porque ahora mismo es la malla territorial e institucional de España. A todos lo de la izquierda, que lo que quieren es que haya independencia en Cataluña y en el País Vasco, que se revisione la Transición y que se reescriba la Historia de la España reciente, les molesta la Monarquía porque saben que es la malla, como dice la Constitución.
P.- ¿Y usted cree que el señor Sánchez se quiere ‘cargar’ la Monarquía?
R.- Yo creo que es capaz de debilitarla por su permanencia en el poder, a pesar de que tengo que reconocer que, públicamente, sus declaraciones sobre la Monarquía sí están siendo responsables. Quiero ser preciso con esto. Él, con tal de que ERC, Bildu y Podemos le sigan apoyando, está haciendo cosas que están debilitando a la institución, como reescribir la Historia, el ataque a las instituciones y al Supremo y al Constitucional por sus resoluciones. Pero he de decir que, en sus declaraciones, los ministros y Sánchez sí están siendo respetuosos con el Rey Felipe.
P.- Bueno, los ministros, algunos…
R.- Los del PSOE.
P.- El IPC está en el 6,5%, el doble de lo que auguró Nadia Calviño, ¿qué opinión le merece ese desastre? Es que no aciertan en nada.
R.- La electricidad ha subido un 70% y los combustibles líquidos, un 30%. Y no sólo la gasolina y el diésel. También el gasoil para la agricultura y para los transportistas. Y hay algunos productos, como el pollo, en los que estamos hablando de un 10% o 15% más. Eso, la cesta de la compra no lo aguanta. Yo llevo ya tiempo diciendo que esto es el «invierno del descontento», que es la expresión que utilizaba Margaret Thatcher, que fue la revolución conservadora. Y no te creas que fueron grandes discursos a la nación en Westminster. No. Fue una foto de Thatcher con una malla de lo que se llenaba la cesta de la compra antes de la gran inflación y después. Y eso es lo que va a hacer caer a este Gobierno, la economía real. Hay una frase muy buena que decía: «La inflación es la ladrona de los ahorros y el impuesto de los pobres». Lo que es increíble es que el Gobierno diga que esto es algo coyuntural, que va a ser breve. Cuando ya te están diciendo la Reserva Federal Americana y el Banco Central Europeo que esto va para largo, ¿qué le dices a la gente? Los salarios han crecido un 1% y la inflación, un 7%. Es una situación muy compleja. ¿Por qué se recupera menos España que otros países si, supuestamente, la sexta ola es global? De todas formas, esto la izquierda siempre lo ha manejado bien. Pero la responsabilidad es del que manda.
P.- ¿Y Pablo Casado, como presidente del PP, se arrepiente de la política mediática que hicieron sus antecesores? Si uno mira los medios de comunicación de este país, la izquierda gana.
R.- La verdad es que yo no soy de matar al mensajero y eso que a mí me caen chuzos de punta todos los días. Pero siempre digo, y no es por quejarme, que al líder de la oposición nunca se le reconoce nada. Les ha pasado a todos mis predecesores, también del PSOE, e incluso a mis compañeros de partido. Los presidentes autonómicos en la oposición eran «un desastre» y ahora, afortunadamente, la gente se ha dado cuenta de lo que yo ya sabía, que eran cojonudos. Pero hay un ensañamiento con la derecha, tienes razón. A nosotros no se nos pasa nada y, además, empieza a haber cierta ciclotimia. Yo, en el mismo periódico, veo un columnista que dice que soy un radical; otro, que soy un mudito; uno, que hago demasiadas propuestas y que tengo que centrar el tiro; otro, que soy destructivo y no hago propuestas. Es decir, no veo una crítica hilvanada. Por eso, yo destaco la Convención de Valencia, porque ahí hay un plan de Gobierno para varias legislaturas. Un plan para poner en marcha un país nuevo. Y eso poco a poco va calando. Con la ley de pandemias llevamos dando la matraca dos años y ahora la gente lo ha entendido. Con la reforma fiscal llevábamos tres años y en cuanto la han hecho Scholz y Draghi la gente ha dicho que sí. Incluso la «mochila austriaca», que era algo muy abstracto, en cuanto el Banco de España la ha planteado, y yo también por la contrarreforma de Sánchez, la gente lo entiende. Hay que perseverar. Y se tiene que respetar a los medios de comunicación, a los que el Gobierno directamente os señala. El informe de EEUU que dice que la libertad de prensa está en riesgo en España, es terrible. Y eso señala a los medios de comunicación que habéis denunciado los atropellos de este Gobierno.
P.- Hablemos de la pandemia. La última decisión del Gobierno ha sido fijar un precio máximo para los test de antígenos, ¿qué opina?
R.- Aquí no hay punto intermedio. El Gobierno llega tarde. Llevamos pagando los test a 8 o 10 euros durante dos meses y ahora de repente toman una medida que es absolutamente intervencionista. Yo lo que pedía es que los test se subvencionaran, como se subvencionan los medicamentos o alguna prestación social, pero deja que el mercado funcione. Tú tienes que liberalizar el mercado, de manera que el precio del test baje y luego, si aun así, no ha bajado el límite que tú crees que es asumible, lo subvencionas. En la pandemia nosotros ofrecimos a Sánchez un Pacto Cajal por la Sanidad, con medidas como una mayor vertebración, una central de compras, quitar la carga burocrática a la Atención Primaria -que ahora vemos que están colapsados con bajas y altas por el Covid-, recuperar la atención domiciliaria y la telemedicina o aprovechar el papel de las farmacias, que tienen una gran capilaridad en el territorio. Sánchez, por supuesto, no lo aceptó.
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