España
Instituciones Penitenciarias

Interior premia con ‘régimen ordinario’ al preso que dio una paliza a otro y cuyo vídeo fue viral en redes

Se trata de un peligroso delincuente local que ajustó cuentas con otro interno dentro de una celda mientras la escena era grabada con un móvil por otro interno preso

La escena acabó en redes sociales dejando patente, una vez más, la permeabilidad de un establecimiento de alta seguridad como debería ser una prisión

Las cárceles de Marlaska en las redes sociales: difundida en TikTok la paliza de un preso a otro en Tenerife

Ángel Luis Ortiz, el secretario general de Instituciones Penitenciarias, que depende del ministerio del Interior, tiene entre ceja y ceja un solo objetivo: la reducción de la cifra global de presos en las cárceles españolas. Lleva años repitiéndolo, mucho antes de ser la persona escogida a dedo por el Ministerio del Interior para llevar las riendas de las cárceles españolas, pero desde que lo hace aquel deseo lo está poniendo en práctica cada vez que puede, él o todos los que tratan de ejecutar sus ideas. El último ejemplo no sólo es grosero por tratarse de un acto de violencia con publicidad en redes sociales, sino que además pone de manifiesto que a la institución que dirige Ortiz le importa poco la opinión de los profesionales que trabajan en las cárceles.

Hace unos días OKDIARIO sacaba a la luz un vídeo divulgado en la red social Tik-Tok. Lo llamativo de esta historia no es que nadie debería haber visto ese vídeo, sino que jamás debería incluso haberse grabado. Se trataba de una escena lamentablemente habitual en las cárceles. Un recluso da una paliza a otro en lo que parece un ajuste de cuentas. El agresor es un conocido delincuente canario y el escenario es una celda de la cárcel de Tenerife. Al parecer ambos tenían una cuenta pendiente y el agredido recibe una somanta de palos mientras sólo puede hacerse un ovillo en el suelo para minimizar las consecuencias de los puñetazos.

Lo grave de este asunto es que hay otro preso en la escena, pero a este no se le ve porque lo que está haciendo es grabar la paliza con su teléfono móvil, un objeto terminantemente prohibido en las prisiones, pero de los que parece haber más en su interior que en un centro comercial durante un finde de semana. Por si no fuera poco, el vídeo no solamente fue grabado, sino que fue enviado extramuros, lo que vuelve a dejar en evidencia la escasa utilidad de los sistemas de inhibición supuestamente instalados para evitar este tipo de fuga de datos. La pirueta final es que el vídeo acabara en una de las redes sociales más concurrida del planeta.

¿Qué ocurre en este tipo de situaciones? Lo que sucedió en la cárcel de Tenerife de acuerdo con Ley Orgánica Penitenciaria y su reglamento que la desarrolla y que recoge en su artículo 89 Reglamento penitenciario “el régimen cerrado, en consonancia con lo previsto en el artículo 10 de la Ley Orgánica General Penitenciaria, será de aplicación a aquellos penados que, bien inicialmente, bien por una involución en su personalidad o conducta, sean clasificados en primer grado por tratarse de internos extremadamente peligrosos o manifiestamente inadaptados a los regímenes ordinario y abierto”.

Siguiendo lo anterior, la Junta de Tratamiento de la prisión, formada por directivos de la cárcel de Tenerife, y por profesionales que conocen de primera mano a los internos de cada prisión, como jefes de servicio, educadores, trabajadores sociales, juristas, médicos o psicólogos, decidieron solicitar el traslado de este interno a otro centro penitenciario distinto y más adecuado a sus características y la “clasificación del mismo en primer grado de tratamiento por su más que evidente inadaptación y violencia hacia otros internos”. Blanco y en botella, ¿verdad? Pues no.

Cuando el fallo de Canarias llegó a Madrid, al Ministerio del Interior, se desoyó el dictamen y el preso quedó en régimen ordinario, lo que deja sin efecto ni consecuencias todo lo que hizo en Tenerife desde que le dio el primer puñetazo al otro recluso. O sea, se queda igual de cerca de la libertad que estaba entonces.

Pero ojo, que esto no ha sido una excepción. “Lo mismo pasó con un interno que agredió a varios funcionarios en la Prisión de Zuera, mandando a alguno de ellos al hospital y tras proponer la Junta de Tratamiento de Zuera el primer grado de tratamiento, la Secretaría General lo envió a una prisión menos segura como lo es la de Logroño en segundo grado, haciendo vida normal con el resto de los internos y como si nada hubiera pasado”, explican fuentes del sindicato de funcionarios de prisiones «Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM)».

Que la cárcel es un lugar hostil donde la violencia es habitual, es algo que sabemos todos, que sea un coladero de teléfonos móviles es un mal endémico, que lo que graben esos móviles acabe en internet es una grave brecha de seguridad, pero que Interior premie a un preso que ha protagonizado todo lo anterior es un chiste de mal gusto.