España
DANA EN VALENCIA

La Confederación tardó casi dos horas en alertar de que el Poyo había superado el umbral de riesgo

La Confederación Hidrográfica del Júcar no informó durante dos horas y media de la crecida exponencial de la rambla del Poyo, responsable de gran parte de la tragedia vivida en Valencia por la DANA. Y lo hizo a pesar de que sus protocolos establecen claramente los umbrales que, una vez separados, deben ser puestos en conocimiento de la Sala del 112. De haberlo hecho, Emergencias de la Generalitat habría recibido tres alertas mostrando el rápido crecimiento del caudal del barranco antes de recibir la alerta que sí se emitió, la última: la de las 18:43, anunciando el desborde. Ese día se enviaron 130 mails, sin dar mayor relevancia a esa comunicación clave.

Martes, 16:13. La CHJ envía un email a la Sala del 112 informando que el caudal en la rambla del Poyo es de 28,7 metros cúbicos por segundo «con tendencia descendente». El valor es el medido 23 minutos antes, a las 15:50. » Se continúa el seguimiento desde sala SAIH», indica la Confederación.

Cuando se envía ese mensaje, la tendencia descendente ya había cambiado a ascendente. Lo hizo, según los registros, a las 16:10. Al sobrepasar los 30 metros cúbicos, debió generarse una nueva alarma, según los protocolos internos. Sin embargo, ese caudal aún no revestía preocupación.

En las siguientes dos horas y media, la Confederación del Júcar no volvió a advertir sobre esta rambla, señalada como una de las principales causas de la tragedia: transcurre por toda la comarca afectada, incluyendo Torrent, Paiporta, Sedaví o Catarroja.

Umbral de riesgo

El caudal del agua sigue subiendo hasta alcanzar el siguiente umbral a las 16:55. Llega a los 70 metros cúbicos, lo que requeriría una nueva alerta que tampoco se envía. Ni tampoco se enviaría otra, 25 minutos después, alertando de que se superaba el umbral de riesgo de 150 metros cúbicos. Debió emitirse cuando se alcanzó ese valor, a las 17:20 horas. Esa alerta habría llegado en un momento clave: al inicio de la reunión del comité de Emergencias, en el que estaba presente el presidente de la Confederación del Júcar.

A partir de ese momento, la crecida se concentra e intensifica, multiplicando por 10 el caudal en apenas hora y veinte minutos. A las 18:40, se produce la única alarma que anuncia la crecida. «Valor: 1.686 m³/s mayor de 150 m³/s con tendencia ascendente a las 18:40h. Para su conocimiento, la crecida está siendo muy rápido». Ya es tarde. Sólo unos minutos después, la fuerza del agua -equivalente a cuatro veces el caudal del Ebro- arranca de cuajo la estación y se pierde la capacidad de control. La ola ya va directa hacia los municipios.

Dos horas de silencio

La Confederación Hidrográfica del Júcar mantuvo un inexplicable silencio sobre la brutal crecida de la rambla del Poyo, epicentro de la tragedia por la DANA en la Comunidad Valenciana, durante dos horas y media, el martes 29 de octubre. El organismo, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica, no alertó del aumento del cauce hasta que la situación ya era crítica.

El Gobierno no ha dado explicaciones a por qué desde las 16:13 horas, cuando se comunicó un valor de «28,7 m³/s con tendencia descendente» hasta las 18:43 horas, cuando ya alcanzaba los «1.686 m³/s con tendencia ascendente» no se remitió ningún aviso a las autoridades de emergencias. Por entonces, la situación ya era incontrolable y numerosas poblaciones estaban anegadas. Sin embargo, en ese lapso de tiempo sí remitió distintos correos informando de la situación en otras zonas, menos problemáticas.

Así se desprende del análisis de las comunicaciones electrónicas emitidas ese fatídico día por la Confederación del Júcar. A las 18:05, el organismo gubernamental informó por ejemplo del estado del caudal en Guadassuar. Uno de los técnicos remitió el siguiente mensaje: «Valor: 480,6 m³/s mayor de 300 m³/s con tendencia descendente a las 17:45h. Se continúa el seguimiento desde sala SAIH».

Por entonces, la atención de la Confederación del Júcar se centraba en la presa de Forata. Un embalse que llegó al 100 por 100 de su capacidad y que frenó una tragedia aún mayor. Sin embargo, el drama vendría por la crecida del barranco del Poyo, que arrasó localidades aledañas, como Paiporta.

Dos horas de vacío

La cronología de los correos remitidos aquella tarde revela la absoluta desatención al estado del caudal en el barranco del Poyo. Toda la atención estaba en Forata. A las 18:24, la Confederación del Júcar informa: «Buenas tardes, el embalse de Forata ha empezado a verter con caudales de 250 m3/s en el río Magro».

Poco después, a las 18:55, se envía una nueva comunicación: «El embalse de Forata está vertiendo 633,678 m3/s en el río Magro. Se sigue seguimiento en sala». Entre las 15:54 y las 19:33 se envían hasta 8 correos electrónicos en relación con esta presa. Sólo uno sobre el barranco del Poyo, informando de una tendencia «descendente».

A las 17:oo horas la Generalitat valenciana convocó una reunión del Centro de Coordinación Operativo Integrado (Cecopi), con representación del organismo. Según algunas fuentes, en esa reunión no hubo ninguna advertencia sobre la gravedad de la situación en esa zona, ni por parte del presidente del organismo, Miguel Polo, ni de la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé. La Confederación afirma que en el encuentro se realizó una «notificación verbal» del incremento generalizado de caudales, aunque la preocupación se concentró «especialmente en el río Magro y el río Júcar», como ha reconocido este organismo, y no en el barranco de la tragedia. La Generalitat de Mazón defiende, por su parte, que la Confederación del Júcar desactivó la alerta en tres ocasiones a lo largo del martes.