Un conductor de autobús español condenado a 2 años de cárcel por abusar de una menor en Alemania
Un conductor de autobús valenciano, A.A.G., ha aceptado dos años de prisión por abusar de una menor de adad en Feldberg, Alemania, durante un viaje de fin de curso de los alumnos de un centro educativo de la Comunidad Valenciana. El hombre ha reconocido los abusos ante la Sala Cuarta de la Audiencia Nacional, que juzgaba el asunto porque era un imputado español pero que había cometido el delito en el extranjero.
Los hechos
Según consta en el escrito de acusación por abusos, reconocido por el conductor de autobús, y redactado por los letrados Miguel Ferrar y Patricia Cogollos, conocidos por conseguir la condena de la viuda negra de valencia, entre los días 5 y 7 de julio de 2019, el procesado, se hallaba en un albergue sito en la localidad de Feldberg (Alemania) junto a un grupo de alumnos de primero de bachiller, 16 años, de un instituto de la provincia de Valencia que realizaba un viaje de fin de curso por la Selva Negra en autocar, del que el acusado era conductor.
Durante la segunda noche del viaje, tras volver de un supermercado donde compraron bebidas alcohólicas, se instalaron varios de los alumnos en la terraza, entre ellos dos menores, entra las que se encontraba la víctima, en compañía de otros alumnos mayores de edad. Así, mientras bebían, se entabló una conversación con los dos chóferes y la guía de la excursión, Vanesa, en el curso de la cual todos ellos ingirieron diversas bebidas alcohólicas.
En concreto, según se ha podido constatar en el juicio, ha quedado acreditado que el acusado antes de cometer los abusos había ingerido diversos “chupitos» del “licor del diablo” que al tiene 51 grados, y que ofreció alguno a los estudiantes para que lo probasen, accediendo, de entre ellos la menor abusada, nacida en 2002, quien en tenía 17 años.
Fue en ese momento, cuando una de las profesoras del centro supo que se estaba consumiendo alcohol, que ésta «dio por terminada la reunión y los envió a dormir a sus habitaciones». Sin embargo, lejos de irse a su cama, el chófer, cuando las menores se dirigían a su habitación, fueron requeridas en los pasillos por el acusado a fin que fueran a su habitación a fumarse un “porro”, a lo que accedieron las niñas, uniéndose a ellos el también uno de los alumnos menores.
Una vez en el dormitorio, el acusado procedió a liar un cigarrillo de haschish y se lo ofreció a la menor abusada, pues la otra, se hallaba tumbada en la cama, algo mareada por las consumiciones alcohólicas que había ingerido. Acto seguido, bajo pretexto de evitar los detectores de humo, condujo a la menor cuyos padres interpusieron la querella al interior del cuarto de baño, donde cerró la puerta.
Una vez allí, explica el escrito por abusos al que ha accedido OKDIARIO y que ha firmado el ya condenado, «con ánimo de saciar sus lúbricas apetencias, echó el cerrojo y se colocó de espaldas a la puerta, y, tras bajarse los pantalones y mostrarle a la joven sus órganos genitales, se abalanzó sobre la menor y comenzó a besarla, levantándole la camisa y quitándole el sujetador, ante el desconcierto de la misma, que no pudo evitar que le bajara los pantalones y le tocara las nalgas y zona genital, hasta introducirle los dedos en la vagina, pese a sus quejas constantes y a la oposición que ofrecía intentando zafarse del procesado».
En un momento dado, aprovechando que el procesado se subía los pantalones, la menor quitó el cerrojo y salió al exterior, donde su compañero de estudios, que había intentado que salieran del baño en dos ocasiones, se hallaba bastante alterado por lo que pudiera estar sucediendo.
El acusado era pleno conocedor de que la víctima no había alcanzado los 18 años, pues así lo refirieron en la fase de instrucción la víctima y sus dos amigos que estuvieron presentes durante el abuso, al comentar ante el magistrado instructor que el condeno dijo que tenía «dos dedos de frente como para no tener sexo con menores” pero que, sin embargo “no le importaría hacer un trío con las dos”.
Consta acreditado, además, por las declaraciones de los testigos presenciales, que en el momento de los hechos el acusado se hallaba bajo los efectos de bebidas alcohólicas que, si bien no alteraban su capacidad de comprender la ilicitud del hecho, si disminuían de forma notable su capacidad de actuar conforme a dicha comprensión. y es por este hecho que finalmente se ha conseguido llegar a un acuerdo de conformidad que ha evitado que la menor tuviera que enfrentarse a un tribunal y, además, volver a revivir el momento en el que fue abusada por una persona que tenía más de 20 años que ella.