La mayoría de las empresas prevé seguir subiendo los precios aunque no esquivará la caída de los márgenes
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La proporción de empresas que tiene la intención de elevar sus precios en el primer trimestre de 2023 aumenta hasta un 45%, y este porcentaje de aumento de las tarifas es contemplado por más del 60% de las compañías en lo que se refiere a sus expectativas de aquí a diciembre, según una encuesta sobre perspectivas empresariales realizada por el Banco de España.
En el cuarto trimestre de 2022, un 33,5% de las empresas afirma haber subido sus precios. Por ramas de actividad, los elevaron ligeramente menos la industria y la hostelería, que habían mostrado mayores aumentos en el tercer trimestre de 2022. Estos resultados suponen un mazazo para la evolución de la inflación durante el presente ejercicio. En enero, esta aumentó una décima, hasta el 5,8%, pero la tasa de inflación subyacente -que no está al albur de los componentes más volátiles de la cesta de la compra como los alimentos frescos y la energía- se incrementó en cinco décimas, hasta el 5%.
Se da la circunstancia de que la inflación subyacente no es susceptible de manipulación alguna, una cuestión destacable después de que ayer se conociera que el Instituto Nacional de Estadística ha decidido reducir la ponderación de los alimentos a la hora de calcular la evolución de los precios, al hilo de una recomendación de la Comisión Europea que, en efecto, se produjo en 2020 pero que se ha evitado aplicar hasta ahora, cuando los precios de la cesta de la compra están disparados.
La encuesta del Banco de España ha incluido por primera vez una pregunta relativa a la proporción del aumento observado en los costes intermedios que las empresas aún no han trasladado a sus precios de venta pero planean transmitir en el futuro. Algo más de la mitad de las firmas encuestadas planea trasladar en trimestres venideros una proporción superior al 20% de los aumentos registrados hasta la fecha en los costes de sus inputs intermedios. Por ramas de actividad, los aumentos de los costes pendientes de trasladar a los precios serían mayores en la industria y la hostelería.
No obstante, y en conjunto, los incrementos actuales y previstos para los precios de venta siguen siendo inferiores a los registrados en el coste de los consumos intermedios, lo que continúa sugiriendo una compresión de los márgenes empresariales, de acuerdo con las conclusión a la que llega el Banco de España. Según las respuestas de los consultados respecto a la tendencia que esperan sobre sus beneficios a corto plazo, los márgenes van a mostrar un descenso similar al registrado durante el último trimestre de 2022. La disminución estaría siendo más intensa en aquellas empresas pertenecientes a ramas que se enfrentan a una menor fortaleza de la demanda, a mayores dificultades de suministro y a crecimientos más elevados en el coste de sus inputs energéticos. Por tamaño, las empresas más pequeñas declaran una peor evolución de sus márgenes.
Cuando se pregunta a las compañías por sus perspectivas a un año vista, los resultados apuntan en la misma dirección: los encuestados esperan que la presión de costes de los inputs siga siendo elevada, pero ligeramente menor que la prevista hace tres meses para el mismo horizonte temporal. En concreto, el 73,5% de las sociedades opina que, dentro de un año, sus costes sean superiores a los actuales, cerca de 5 puntos menos que en la anterior edición de la encuesta.
Los resultados del sondeo del banco emisor refutan las acusaciones del Gobierno sobre un supuesto aumento de los beneficios de las empresas, muchas de las cuales se estarían aprovechando en su opinión de la crisis para engordar sus márgenes. Esta clase de críticas han sido proferidas por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que las ha utilizado como pretexto para establecer un impuesto de nueva generación para gravar a los bancos y a las compañías eléctricas, así como inventarse una tasa de solidaridad sobre las presuntas grandes fortunas -en su mayor parte empresarios y altos ejecutivos-; por la vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que ha interpretado reiteradamente el aumento de la inflación subyacente como la consecuencia de que muchas compañías «se están forrando»; y, muy recientemente, por la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, que ha arremetido contra el presidente de Mercadona, Juan Roig, al que ha acusado de ejercer «un capitalismo despiadado».
«Estamos en una crisis, y va de quién aporta que la crisis no se salde a costa de los que menos tienen, tiene que saldarse por arriba. No se puede admitir, y se está demostrando, que una parte de la inflación subyacente se explique por los beneficios de la empresas y, como país, esto no puede seguir pasando», afirmó recientemente la señora Díaz. La ministra Belarra, por su parte, ha criticado al señor Roig porque está subiendo inmoderadamente los precios para sacar partida de la crisis, desde luego sin prueba alguna.
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