Emilia Zaballos: “Si nos estafan, es importante la economía procesal y que nos unamos a algún grupo»
Desde que, el 3 de enero de 2009, nace la primera criptomoneda por Satoshi Nakamoto, o un grupo de personas que se hicieron llamar bajo ese nombre (el misterio está servido), las estafas se han multiplicado arruinando la vida de muchas personas. Nació a las 18:15 horas, como parte de un bloque de 50 BTC llamado génesis, gracias a la tecnología blockchain. Se llamó Bitcoin y tenía el fin de no estar sometida a regulaciones nacionales, poder circular por todo el mundo, estar en cualquier ordenador conectado y que cualquiera pudiera participar en su fabricación o minado.
Esa ha sido siempre la esencia de las criptomonedas, eludir los tradicionales sistemas bancarios; que cada uno disponga de su dinero y lo maneje como considere. Pero esa intención inicial dejó hueco a los individuos o a las plataformas de arbitraje que tienen el fin de estafar. La mayoría utilizan el sistema Ponzi o piramidal. Convencen con intereses muy elevados, los ingresan a quien se los pide, también el capital inicial, de manera que se ganan la confianza y, a partir de ahí, ganan adeptos que no sólo pondrán todos o gran parte de sus ahorros, sino que también convencerán a sus familiares y amigos más cercanos.
Como dice Emilia Zaballos en esta entrevista en El Foco, abogada especializada en estafas con criptomonedas y presidenta de la Asociación de Afectados por las Criptomonedas: «el delito de estafa se apoya en ganar la credibilidad de la gente» En la Audiencia Nacional hay cuatro casos de estafa con compraventa de criptomonedas: Arbistar con 32.000 víctimas y una estafa de más de 100 millones de euros, Kualian con más de 50.000 afectados y un perjuicio económico de cerca de 500 millones de euros, Javier Biosca a 300 pequeños inversores que suman 250 millones de euros y Nimbus con 4000 afectados en España y un monto que ascendería a los 135 millones de euros.
El problema no son las criptomonedas en sí, sino el engaño, por eso es importante invertir en criptomonedas haciendo uno mismo el arbitraje o trading. Hay que evitar las compañías de arbitraje en las que depositas el dinero y pierdes el control. Es crucial asegurarse de que la plataforma no tenga ninguna incidencia en la CNMV, así como de la moneda en la que invertimos: su volatilidad, que existe…
Una de las estafas más sonadas fue la de los tokens de Squid Game, basados en la popular serie de Netflix “El juego del calamar”. Tuvo lugar en 2021. Su valor se revalorizó por 3.000, gracias titulares en numerosos medios de prestigio en los que destacaban el constante y fulgurante aumento del valor de la divisa. Los usuarios no se dieron cuenta de que se podía comprar monedas, pero no venderlas. Esto fue así porque los creadores del token habían creado un mecanismo antiventa que sólo les permitía vender a ellos. Se trataba de una organización diseñada para volcar todo el dinero en unas pocas cuentas, dejando a los usuarios sin su dinero.
Emilia Zaballos nos alerta: “Si hemos sido estafados, es importante que nos unamos a algún grupo de estafados porque se consigue economía procesal”. Insiste en la importancia de acudir a una asociación y denunciar. El problema no está en detectar la trazabilidad y el dinero, sino en las billeteras frías. Con ellas se pierde el rastro del dinero y ahí es casi imposible de recuperar.
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