Propone incrementar urgentemente el suministro

Cómo plantea Feijóo «potenciar» la energía nuclear para bajar los precios

Feijóo energía nuclear
Feijóo energía nuclear

La estrategia del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, para impulsar la energía nuclear se basa en la instalación de «reactores nucleares modulares pequeños» así como de turbinas de nueva generación en las actuales centrales con el fin de aumentar la oferta de suministro y contribuir a reducir los precios. Este es una de las principales novedades del plan energético alternativo que presentó el pasado lunes -enviado a La Moncloa- y el secreto que esconde la palabra «potenciación» de la energía nuclear que aparece entre sus medidas, según los expertos del partido que están detrás de la elaboración del documento.

Además de alargar la vida de las actuales centrales nucleares, estos llamados reactores modulares pequeños (SMR en la terminología inglesa) se instalarían en los centros de producción actualmente existentes, tendrían una vida útil de 60 años y una potencia media de 300 megavatios eléctricos cada uno. Las fuentes del equipo del PP consultadas por OKDIARIO matizan que la apuesta debería concretarse «en cuanto las condiciones lo hagan posible».

Actualmente, hay un intenso debate en Europa sobre la rápida puesta en marcha de esta clase de tecnología, que exigiría asegurar una retribución suficientemente atractiva como para hacerla rentable y propiciar la inversión correspondiente de las empresas. De manera adicional, el término «potenciación» alude a la instalación en las actuales centrales nucleares de turbinas de nueva generación, que son mucho más eficientes, pero que igualmente precisarían de incentivos y estímulos para atraer el capital necesario para mejorar las actuales prestaciones.

El PP ha decidido apostar abiertamente por la energía nuclear, hasta ahora un asunto políticamente tabú en España, debido a la gravedad de la crisis de oferta, la escalada sin freno de la inflación y sobre todo el cambio estratégico operado en Europa, donde la Comisión de Bruselas ha incluido esta clase de energía en la taxonomía verde, junto al gas, y así ha sido aprobado por el Parlamento de Estrasburgo para disgusto de los ecologistas más radicales.

En Alemania, la facción de ministros verdes del gobierno de coalición han expresado la necesidad de aparcar temporalmente los planes de transición energética para garantizar el suministro ante un invierno que se presenta crudo, y está sobre la mesa del Ejecutivo de Berlín la posibilidad de alargar la vida de las nucleares, de la misma manera que, contra la estrategia vigente hasta la fecha, las viejas centrales térmicas están de nuevo a pleno rendimiento en el país utilizando carbón para generar electricidad.

Los planes que se están debatiendo intensamente en Europa para flexibilizar los plazos del proceso de descarbonización de la economía, así como el documento de Feijóo con su alternativa a la política que viene desplegando la vicepresidenta Ribera chocan frontalmente con la oposición de Sánchez a no dar un solo paso atrás en su intención de cerrar las centrales nucleares en 2027.

El presidente español ha afirmado reiteradamente que está completamente satisfecho de que nuestro país esté en la vanguardia del proceso de transición y de la lucha contra el cambio climático, a pesar de que tradicionalmente hemos importado energía nuclear de Francia, de que se sigue consumiendo carbón español y se importa de otros lugares como Marruecos, y de que el gas que se está adquiriendo en grandes cantidades de Estados Unidos se obtiene a través de la técnica del ‘fracking’, totalmente prohibida en España.

Ninguna de las medidas propuestas por Feijóo tiene visos de prosperar -hasta que, eventualmente, el Partido Socialista pierda las próximas elecciones- porque el dosier hecho público por el PP ha cosechado la indiferencia e incluso el desprecio del Gobierno. La vicepresidenta Ribera lo ha calificado de «decepcionante».

Sin embargo, ha sido acogido con relativa satisfacción entre los expertos, que destacan «su alineamiento con las políticas de Bruselas» -en lugar de «ir por libre» como hasta ahora»- y porque «hay una mirada estratégica de cara al futuro, en vez de la improvisación y el ‘cortoplazismo’ a que nos tiene acostumbrados el Ejecutivo».

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