Coches eléctricos o teletrabajo: así es como Bruselas quiere ahorrar energía y depender menos de Rusia
Reducción del aire acondicionado, uso de bombas de calor y paneles solares, desplazamientos a la oficina en bicicleta, coches eléctricos o teletrabajo son algunas de las medidas que ya han puesto en marcha las instituciones de la Unión Europea para ahorrar energía y que podrían ser imitadas por los ciudadanos para depender menos del gas ruso.
Esta semana, los países de la UE han aprobado, en tiempo récord, la propuesta de la Comisión Europea (CE) de reducir un 15% el consumo de gas de cara a un posible corte total del suministro por parte de Rusia este invierno, en represalia por las sanciones occidentales por haber invadido Ucrania.
Un porcentaje que países como España, acogiéndose a excepciones, podrán reducir a la mitad, pero que inevitablemente implica un esfuerzo por parte de los ciudadanos y de la industria europeos para ir poniendo fin a la dependencia de los combustibles fósiles que llegan desde Rusia y de los que son consumidores sobre todo Alemania y otros estados centroeuropeos.
«La Comisión, desde hace muchos años ya, tiene un plan para mejorar su huella energética y medioambiental», recordó esta semana en una rueda de prensa de la CE su portavoz jefe, Eric Mamer.
Para reforzar esa estrategia, el Ejecutivo de la UE aprobó el pasado abril una iniciativa para que la institución alcance la neutralidad climática para 2030, sentando un “buen ejemplo” de acción climática corporativa.
En concreto, el plan prevé que la Comisión reduzca sus emisiones de gases que causan el efecto invernadero en un 60% frente a los niveles de 2005, para lo que ha puesto en marcha medidas específicas inmediatas como unos medios de transporte para viajes de trabajo que emitan menos emisiones (por ejemplo, el tren frente al avión), o incentivar el uso del transporte público, la bicicleta o caminar para trasladarse a la oficina.
Además, está previsto que la flota de vehículos corporativos sea completamente eléctrica para 2027 a más tardar.
Otra medida con la que la CE quiere dar ejemplo es la adaptación de sus edificios, principalmente en Bruselas y en Luxemburgo, aislándolos mejor, instalando sensores de luz o aprovechando sus tejados para situar paneles fotovoltaicos.
Más videoconferencias, flexibilidad laboral y digitalización son otras de las apuestas; la Comisión asegura que ya ha reducido el gasto de papel en las oficinas en un 71% y, el de agua, en un 58%. La CE confía en que estas medidas contribuyan a su objetivo y asegura que compensará cualquier emisión restante a través de absorciones de carbono.
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