Economía
POLITICA MONETARIA

El BCE sube los tipos de interés 0,25 puntos hasta el 4,5% para dar un golpe definitivo a la inflación

El BCE sube los tipos de interés hasta el 4,5% para aplacar la inflación

El BCE se abre a una subida de tipos de interés este jueves frente a los que reclaman una pausa

El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido subir los tipos de interés oficiales otros 25 puntos básicos, hasta situarlos en el 4,5%, una cota que supera por primera vez el máximo histórico desde la fundación del euro, para dar un golpe definitivo a la inflación. Los mercados estaban más divididos que nunca sobre cuál sería el rumbo final que adoptaría la institución con sede en Fráncfort, pero ha prevalecido el deseo de aprovechar lo que quizá sea la última oportunidad para aplacar el crecimiento de los precios , que sigue muy por encima del objetivo oficial del 2% y constituye el mandato fundacional del BCE.

La inflación interanual de la eurozona en agosto fue del 5,3%, y el índice subyacente -que descuenta los alimentos no elaborados y la energía- descendió tres décimas hasta situarse también en el mismo nivel del 5,3%. En la anterior reunión, el BCE ya dejó claro que «en las futuras decisiones se aseguraría de que los tipos de interés del BCE se fijarían en niveles lo suficientemente restrictivos durante todo el tiempo que sea necesario para conseguir una vuelta de la inflación al objetivo de medio plazo del 2%».  Ahora, el BCE ha decidido subir los tipos de interés para aplacar definitivamente la inflación.

Así estima que ésta se situará en el 5,6% a finales del presente ejercicio, descenderá hasta el 3,2% en 2024 y se situará en el 2,1% en 2025, rozando el objetivo oficial, a pesar del alza que se observa en los precios de la energía, principalmente del petróleo. En lo que respecta al índice subyacente, se prevé que se sitúe en el 5,1% este año, caiga hasta el 2,9% en 2024 y descienda hasta el 2,2% en 2025.

Estas son las previsiones que han aconsejado a la institución dar una vuelta de tuerca más al precio del dinero, que ya se está reflejando claramente tanto en lo que se refiere a la inflación como a las tasas de crecimiento de la economía deprimiendo la demanda. De hecho, el BCE prevé un aumento de la actividad de sólo un 0,7% este año, del 1% el ejercicio próximo y del 1,5% en 2025.

Christine Lagarde, presidenta del BCE

En la última cumbre de banqueros centrales celebrada a finales de agosto en Jackson Hole, tanto Jerome Powell, el presidente de la FED, como Christine Lagarde, la responsable del BCE dejaron claro que no subir los tipos de interés lo suficiente sería un error peor que subirlos demasiado, porque este último extremo se puede corregir. En dicha reunión, los dos banqueros salieron igualmente conjurados para rechazar las presiones de los partidarios de elevar el objetivo de inflación del 2% al 3%, como opina el consejero del BCE Fabio Panetta y se ha sugerido desde importantes organismo académicos.

Endurecimiento

El argumento en favor de dar una última vuelta de tuerca al endurecimiento monetario es que la inflación, aunque todavía elevada, descenderá más en los próximos meses y que la desaceleración de la actividad se hará presente con claridad en la última parte del año, por lo que hacer una pausa ahora complicaría enormemente futuras subidas, que serían mucho más difíciles de justificar políticamente con la economía y la inflación a la baja.

Se trata, según los economistas consultados, de una cuestión estratégica. «Hay que completar las subidas para anclar definitivamente las expectativas de inflación, asegurarse de que ésta va a retroceder de manera estructural, después de una serie ininterrumpida de alzas del precio del dinero desde julio del año pasado, y de asegurar que se encamina hacia el 2%, que es el objetivo fundacional del BCE», asegura el economista José Luis Feito, que además es miembro de la Junta Directiva de la patronal CEOE.

«Hay que conseguir por todos los medios que la inflación sea lo menos duradera posible, a fin de que la actividad económica vuelva a recuperarse con fuerza una vez conseguida la estabilidad, pero esto exige no dejar pasar ahora en septiembre la última oportunidad de conseguirlo, porque, en adelante, con unos datos de coyuntura peores, tanto en términos de crecimiento como de creación de empleo, la justificación política para adoptar mayores incrementos de los tipos, si ahora se decide una pausa, será mucho más complicada», añade.

Desaceleración económica

En su opinión, con un movimiento de esta clase, probablemente el último, «será mucho más fácil dar un vuelco a la política monetaria en el caso de que se haga presente una intensa desaceleración de la actividad o aparezca un nuevo escenario de desinflación, altamente improbable en estos momentos. Por eso, decidir una subida ahora pondría fin a la batalla emprendida desde el año pasado».

En el último informe de coyuntura publicado el lunes por la Comisión Europea, se advierte al Gobierno español de que la inflación subyacente no cede lo deseado y de que el mercado laboral se deteriora. Según dicho análisis, el índice subyacente  seguirá ofreciendo una notable resistencia a caer como consecuencia del impacto en la cadena de producción del aumento de los costes de la electricidad y de la escasez de materias primas registrada a comienzos de este año. También contribuirá a ello el incremento en los costes laborales observado en la primera mitad del ejercicio.