Liga EA Sports: Real Madrid-Real Sociedad

Adiós con el corazón

Un doblete de Mbappé dio el triunfo al Real Madrid ante la Real Sociedad en el partido de despedida de Modric, Lucas Vázquez y Ancelotti

El Bernabéu rindió un merecidísimo y sentido homenaje a Carlo Ancelotti y Luka Modric al final del encuentro

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El Real Madrid derrotó 2-0 a la Real Sociedad.

Un doblete de Mbappé, que acaricia la Bota de Oro, no pudo opacar el último baile de Luka Modric ni el último partido en el banquillo del Real Madrid de Carlo Ancelotti. El partido ante la Real Sociedad fue insulso y de relleno porque lo importante en el Bernabéu pasó antes y después de los 90 minutos. Un homenaje sincero, sentido y merecidísimo a dos leyendas del madridismo: Luka Modric y Carlo Ancelotti.

Fue el último baile de Modric, un futbolista que llegó al Real Madrid (casi) de puntillas. Lo hizo porque Mourinho se puso cabezón. Ni siquiera él pensó lo que acabaría siendo el croata en el Bernabéu. Leyenda, ídolo y jugador eterno. Irrepetible. Su vacío, como el de Kroos, será imposible de llenar. Nadie llenará el 10 como Modric, un jugador genial y un tipo intachable.

También se despedía Ancelotti del Bernabéu en ese adiós televisado y en diferido. Carletto es mucho Carletto, pero es menos que Luka para el madridismo, así que las mayores ovaciones fueron para Modric. El técnico italiano tiene lista y planchada la camisa de flores y ha sacado del armario las gafas de sol para irse directo a Copacabana a dirigir a Brasil. Tras de sí deja el aroma de un buen tipo, puede que no el mejor entrenador ni en la pizarra ni en el campo de entrenamiento, pero inigualable en su gestión del vestuario y en soportar la presión como los tornillos del Octubre Rojo.

Eligió Ancelotti su última alineación. Enfrente estaba una Real Sociedad plagada de chavales en el que era también el último once de Imanol, otro que decía adiós en el Bernabéu. En el Real Madrid salían estos once: Lunin, Lucas Vázquez, Tchouaméni, Asencio, Fran García; Ceballos, Valverde; Güler, Modric, Brahim; y Mbappé.

Perdona Mbappé

Tras los homenajes en las alineaciones echó a rodar la pelota. Dominó el Real Madrid, que buscaba a Mbappé. El francés necesitaba un gol para llevarse la Bota de Oro. Se lo negó a los seis minutos el meta Marrero, que le achicó el espacio en el mano a mano y sacó la pelota con los pies. Respondió la Real Sociedad con una galopada de Sergio Gómez, que cogió al equipo de Ancelotti con la bragueta desabrochada y se plantó solito ante Lunin. Llegó tan tieso de correr, que su disparo raso y blandito lo desvió sin problemas el meta madridista.

En el minuto 12 la tuvo otra vez Mbappé en una jugada preciosa que cocinó con la inestimable ayuda de las paredes de Güler primero y Brahim después. El francés llegó algo tarde y forzado al remate final, que se le marchó arriba. La ocasión fue el pistoletazo de salida a un buen rato de dominio (casi asedio) del Real Madrid ante una Real Sociedad replegadísima. Lucía Ceballos más que Modric, se mostraba Mbappé y había el overbooking habitual en la banda izquierda a la que se asomaban Fran, Brahim, a veces Valverde y hasta el mismísimo Mbappé.

Luego el partido decayó. El ritmo cadencioso invitaba a pensar en una pretemporada o en un partido de veteranos. Perdonó Susic en el 33 después de que el Real Madrid tirara un fuera de juego más propio de un torneo de empresas que de un equipo de fútbol profesional. El duelo no tenía nada que llevarse a la boca. Sólo cuando Modric se aproximaba a sacar un córner había cierto movimiento sísmico en el Bernabéu.

En el 35 Mbappé tuvo la tercera. Su remate dentro del área lo sacó Marrero con una parada propia de un acróbata del Circo del Sol. Revisó entonces el VAR una mano de Pablo Marín dentro del área. Fue Melero al monitor. Lo pitó. Era. Lo ejecutó (mal) Mbappé. Lo detuvo Marrero pero se le escapó. Y el rechace, a la segunda, sí lo aprovechó Kylian para anotar el 1-0, un tanto que abrocharía con victoria por la mínima para el Real Madrid un primer tiempo soso, feo e insulso.

Regresamos del intermedio con el mismo panorama: pelota para el Real Madrid, repliegue para la Real Sociedad. La tuvo Mbappé en el 51 pero la echó al techo del Bernabéu. Tres minutos después cayó Brahim que se echó la mano a los isquiotibiales y dijo basta. Entró por él Vinicius, recibido con un puntito de indiferencia. También saltó al campo Vallejo para dar descanso a Tchouaméni. Se aburría el personal, que sólo esperaba el final del partido para que empezara lo de los homenajes y tal.

Hasta luego, Lucas

Y todavía quedaba media hora para eso. Algo (poco, ¿eh?) agitó el duelo Vinicius, que no sabe jugar ni despacio ni tranquilo. Pero ni por ésas. El césped del Bernabéu, en un estado indecente, tampoco contribuía demasiado a favorecer la velocidad en el juego. En el 74 Asencio, que fue al cruce de un disparo en el área con los dos brazos abiertos, la dio con la mano en el área pero Melero no señaló nada porque había fuera de juego previo.

Fue entonces cuando Ancelotti quitó del campo a Lucas Vázquez para que se llevara el último aplauso del Bernabéu. Un tipo ejemplar, un jugador de club y un futbolista que se ha comido más marrones que nadie en el Real Madrid de la última década. Lucas, víctima de su propia polivalencia, dejaba su casa entre una imponente ovación y unas irreprimibles lágrimas. Se merece todo lo bueno que le pase y, cuando quiera volver, siempre tendrá un sitio en la mesa del club más grande del mundo.

En el 82, con el partido ya resuelto, Mbappé incrementó su cuenta al sellar un doblete tras asistencia de Vinicius. El tanto, ejecutado de primeras y con precisión quirúrgica, le aúpa casi como Bota de Oro oficiosa, salvo que Salah marcara mañana cuatro goles con el Liverpool. Tres minutos después llegó lo mejor. Ancelotti quitaba a Modric, que se despedía del Bernabéu con un improvisado pasillo de los jugadores del Real Madrid y de la Real Sociedad. Fue un adiós entre lágrimas de la familia de Luka y de varios de sus compañeros. Fue un adiós emocionante. Modric se despidió como un rey. Con decir que hasta Toni Kroos le estaba esperando al otro lado de la banda.

Ahí se acabó el partido, sin añadido ni nada, porque era el momento, que arrancaba entonces, de despedir como se merece a dos leyendas del Real Madrid: Luka Modric y Carlo Ancelotti.

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