El Real Madrid se llevó tres puntos valiosísimos de Vallecas gracias a un gol postrero de Benzema, con asistencia de Vinicius, y a otra impresionante actuación de Courtois. El portero belga volvió a sostener al equipo blanco cuando peor pintaba el partido y el delantero francés anotó el gol del triunfo cuando Ancelotti casi firmaba el empate.
A Ancelotti le ocurre con las rotaciones lo que a los gremlims con el agua: le dan repelús. Es más fácil que Pedro Sánchez diga una verdad a que el entrenador del Real Madrid varíe su equipo inicial, que cambia menos que el peinado de Loquillo. Da igual que haya jugadores fundidos, otros con el cuentakilómetros trucado y otros que necesitan rodaje por si se les llama a filas contra el PSG, Carletto juega siempre con los mismos. Es como vivir en el día de la marmota.
Sólo el retoque de Nacho por Alaba, ausente en Vallecas, y el resto, los mismos de siempre: Courtois; Carvajal, Militao, Nacho, Mendy; Casemiro, Kroos, Modric; Asensio, Vinicius y Benzema. Y con esos once hasta que revienten porque así es Ancelotti, el don erre que erre de los entrenadores. Esta vez enfrente estaba un Rayo, hace un cuarto de hora equipo revelación de la Liga y ahora en una sobrevenida crisis de identidad.
El partido en Vallecas comenzó con la ida y vuelta propia de los duelos en el estadio del Rayo. El Real Madrid salió dispuesto a manejar la pelota y los de Iraola a defenderse y contragolpear. La primera ocasión fue visitante y la protagonizó Asensio en un mano a mano que resolvió bien Luca Zidane. La segunda fue en el minuto 5 después de una recuperación de Casemiro y una buena asistencia de Benzema otra vez para Asensio, que tiró flojito y centrado. La segunda fue calcada, otra recuperación alta de Casemiro y esta vez un disparo cruzado de Vinicius que se fue arriba.
Vértigo en Vallecas
Gobernaba el partido el Real Madrid, pero le faltaba un punto de inspiración en los últimos metros. El Rayo, ayudado por un césped infame, resistía las embestidas del equipo de Ancelotti, que trataba de encontrar algún camino hacia la portería de Luca Zidane. Era como jugar en un enorme patatal porque el césped de Vallecas no es ni verde.
Precisamente el hijo de Zizou fue otra vez protagonista al sacar una mano impresionante a un disparo desde la frontal de Asensio en el minuto 23. Respondió el Rayo con un cabezazo de Sergi Guardiola que se marchó alto por tres dedos. El duelo era una ida y vuelta furiosa en la que los blancos se fiaban de su pegada, pero empezaban a poner el riesgo el marcador que, por cierto, seguía siendo 0-0.
Al Real Madrid se le iba pasando el tiempo al tiempo que se le enredaba el partido. Mendy asistió sin querer a Álvaro García, que la echó a arriba en el mano a mano de Courtois. Los blancos, que trataban de presionar algo más arriba, no eran ni carne ni pescado y el Rayo, de aquella manera, iba resistiendo.
Así fue hasta el minuto 38 en el que Casemiro encontró el gol en un centro llovido al área. El brasileño estaba en posición dudosa en el área, se apoyó en un rival en el salto y, para colmo, acomodó la pelota con la mano. El árbitro dio gol, pero el VAR intervino y anuló el tanto del Real Madrid por cualquiera de los tres motivos anteriormente citados.
Insiste el Madrid
Con el susto en Vallecas llegó el descanso con el 0-0 en el marcador. Era el octavo partido consecutivo en el que el equipo de Ancelotti se marchaba con ese resultado al descanso. Del que volvimos con el Real Madrid insistiendo en su dominio y el Rayo en su manual de resistencia. Así son los partidos del equipo de Ancelotti, un sufrimiento constante.
El Rayo empezó a estirarse aprovechando las flaquezas del Real Madrid en ambos costados. Los García, Álvaro en la derecha y Fran en la izquierda, asolaban a Mendy y Carvajal. En el 54 Courtois hizo la parada nuestra de cada día en un cabezazo a bocajarro de Mario Suárez. Vallecas cantaba el 1-0 pero el portero galáctico del Madrid lo evitó.
Casemiro se jugó la roja en una acción sobre Óscar Valentín. Ancelotti se dio cuenta y metió a Valverde por el brasileño antes de que sonara la alarma del Nokia. El partido se había enredado en Vallecas y al Real Madrid le quedaba menos de media hora para ganarlo.
Perdona el Rayo
A los blancos les entraron las prisas pero el Rayo empezaba a tener muchos espacios para correr a la espalda de los defensas del Madrid. El equipo de Ancelotti había perdido el oremos. Desnortado, atacando de cualquier manera y sin un plan que no fuera meter a Militao de delantero centro, el Madrid fue encerrando al Rayo en su propio área.
La tuvo Modric en el 72 con un tiro al palo que fue anulado por fuera de juego previo. El Real Madrid había tocado a rebato y Ancelotti trató de agitar al equipo: Rodrygo por Asensio. Pero el que la tuvo fue el Rayo, pero Falcao, ese viejo goleador que nunca muere, y Álvaro García se toparon con ese portero gigantesco que se llama Courtois.
La acción de Courtois fue el preludio del gol del Real Madrid. Llegó en el 82, así con suspense. La jugada la cocinaron entre Benzema y Vinicius. La asistencia final del brasileño la aprovechó Karim para hacer el 1-0 que valía un congo en Vallecas. El tanto valía media Liga… siempre que el Madrid aguantara los minutos finales.
En Vallecas dieron seis minutos de prolongación. Apretó el Rayo y resistió el Madrid, otra vez sujeto a su enorme portero. Cuando el colegiado pitó el final, Ancelotti respiró y se llevó tres puntos decisivos para seguir encarrilando una Liga que el equipo de Ancelotti tenía ganada en noviembre, pero que no termina de abrochar.