El Real Madrid disputó su primer y último amistoso de la pretemporada y lo hizo con una goleada tan cómoda como convincente ante el endeble WSG Tirol. Al equipo de Xabi Alonso lo lideró Mbappé, faltaría más, que firmó un doblete y dio una asistencia a Rodrygo para el definitivo 0-4. Partidazo de Arda Güler tanto cerca como lejos del área e imponente debut de Álvaro Carreras, que se hizo dueño de la banda izquierda. El siguiente compromiso de los blancos será ya el estreno liguero del próximo 19 de agosto ante Osasuna porque así lo ha impuesto Tebas, siempre raudo y veloz si de perjudicar al Real Madrid se trata.
El Real Madrid volvía a la acción. Con menos vacaciones que un autónomo y a medio terminar como la Sagrada Familia, el equipo de Xabi Alonso disputaba su primer (y último) amistoso antes de afrontar el debut liguero del próximo 19 de agosto porque a Tebas se le puso en los mismísimos no conceder el aplazamiento que se merecía el equipo blanco tras disputar el Mundial de Clubes. Las cositas de Javier. El rival elegido era el exótico WSG Tirol, amable sobre el papel pero áspero sobre el césped.
Eligió Xabi Alonso su primer once lastrado por las bajas en el mediocampo. Sin Bellingham ni Camavinga ni Fede Valverde, el técnico madridista tiró de Tchouaméni, Ceballos y Güler como trío de centrocampistas porque no tenía otros. Atrás debutaba Carreras en la izquierda y repetía Trent por la derecha como en el Mundial de Clubes. Militao ejercía de pareja de Huijsen veremos si estable. Arriba no faltaban, por supuesto, los intocables Vinicius y Mbappé, acompañados por un Brahim que mandó al banquillo al canterano Gonzalo.
El Real Madrid dominó casi desde el calentamiento. Alta como la luna la presión, rápido el toque, dinámico el juego, ágil el equipo. Bien, muy bien. Los pobres muchachos del WSG Tirol perseguían sombras a oscuras. Sin éxito. El rondo del equipo de Xabi exhibía la insultante superioridad entre un equipo y otro. Olía a goleada.
El monopolio inicial de la pelota derivó en un cerco al área del Tirol. Inició las hostilidades Arda Güler con un latigazo que se estrelló con virulencia contra el travesaño en el minuto 7. Luego probó suerte Tchouaméni con un tiro que repelió el meta Stejiskal, cuyo rechace malogró Güler con un tiro al muñeco. El asedio madridista permitía anticipar un gol tempranero que llegó por obra y gracia de Militao, que cabeceó de espaldas un remate bombeado que se alojó junto al palo izquierdo de la meta del Tirol.
El Madrid pega dos veces
Dos minutos después, con el Real Madrid desatado, Mbappé enseñó su tarjeta. Recibió de espaldas un pase filtrado por Güler, controló con la izquierda, se giró y la puso por la escuadra con la derecha. Golazo. El primero de muchos se supone. Xabi Alonso aplaudía satisfecho. Su equipo ganaba y funcionaba. Más allá del marcador, el equipo tenía señas de identidad propias: presión muy alta, defensa al centro del campo, laterales muy abiertos con enorme presencia ofensiva y libertad de movimientos para Mbappé y Vinicius, algo desdibujado en el inicio.
Tras el fulgurante 0-2, conseguido en un pispás, el Real Madrid levantó algo el pie. Huijsen seguía sobrado en la salida del balón y Güler dibujaba pinceladas artísticas con la zurda. A los muchachos del Tirol les bastaba con no encajar (muchos) más goles. Como el que perdonó Brahim en el minuto 22 en un mano a mano dentro del área que culminó con un disparo algo cruzado. Disfrutaba el equipo madridista en el que destacaba Militao corriendo hacia atrás y Carreras hacia adelante.
Sólo un Vinicius desubicado y taciturno desafinaba en la orquesta. Bueno, y un poco Ceballos que arriesgaba de más en la salida del balón. Así llegaría el único susto del Tirol en la primera mitad cuando Tchouaméni tuvo que emplearse a fondo y echarse al resbalillo para abortar un mano a mano de Hinterseer ante Courtois.
La mejor noticia para el Real Madrid era la presión, bastante notable en su ejecución y solidaria en las ayudas incluidos los perezosos Vinicius y Mbappé. Y en lo individual el imponente Carreras, capaz de ocupar toda la banda izquierda hacia adelante y hacia atrás. Fantástica la puesta en escena de un futbolista con cuerpo, velocidad y talento. Los minutos finales del primer tiempo se consumieron sin grandes cosas que contarles, quizá porque los de Xabi Alonso levantaron el pie y los austriacos no estaban para muchos trotes, así que con el prematuro 0-2 nos marchamos al descanso.
Mbappé es mucho Mbappé
Del que regresamos sin cambios en el Real Madrid. Xabi Alonso se marcó un Ancelotti y salió en el segundo tiempo con el mismo once que había iniciado el partido. Todo lo contrario hizo el técnico del Tirol, que cambió el equipo entero. Güler probó suerte con una falta en el 49 que volvió a toparse con el travesaño igual que su disparo en la primera mitad. Otra vez el Madrid había salido desatado.
Y Mbappé también. El francés, líder indiscutido e indiscutible de este Real Madrid, hizo el 0-2, el segundo de su cuenta, en una jugada marca de la casa. El pase lo filtró con precisión Tchouaméni y el desmarque lo ejecutó Kylian, que sentó al meta del Tirol y marcó a placer. Si alguien dudaba de quién será el brazo armado de Xabi Alonso, ya saben: Kylian Mbappé.
Con el partido ganado y cumplida (justo) la hora de juego el técnico del Real Madrid hizo siete cambios de golpe. Sólo se mantuvieron en el once Huijsen, Güler, Brahim y Mbappé. Sobre el césped los blancos formaban con Lunin; Carvajal, Rüdiger, Huijsen, Fran García; Alaba, Güler, Brahim; Rodrygo, Gonzalo y Mbappé.
Pronto volvieron a pasar cosas. Como una ocasión de Gonzalo, que tiene un martillo pilón en su cabeza y que a punto estuvo de lograr el cuarto en una acción a balón parado. Tuvo después un desajuste el Madrid que resolvió Lunin con una buena parada en el mano a mano frente a un delantero del Tirol. Y en el 70 perdonó Mbappé el hat-trick tras un soberbio pase de Arda Güler, que le dejó solo delante de Eckmayr, pero el meta austriaco sacó un pie milagroso para evitar el 0-4.
En el 77 Xabi Alonso metió a Asencio por Huijsen y a Yáñez por Brahim. Güler y Mbappé, los dos mejores del Real Madrid, se mantenían en el equipo. Se sucedieron entonces sendas ocasiones de Gonzalo y Mbappé. El primero la echó fuera en el área pequeña y el segundo volvió a toparse con el meta Eckmayr. Rondaba el Real Madrid el cuarto gustándose y jugando de salón. Lo encontró en los pies de Rodrygo, que ajustó a la perfección un disparo raso tras una maravillosa maniobra de Mbappé, que hizo un nudo a su par dentro del área y se la puso en bandeja al brasileño.
En el 82 Xabi Alonso culminó sus cambios. Fuera Mbappé, ovacionadísimo, y Güler, dentro los canteranos Roberto y Thiago Pitarch, la última perla de la cantera de Valdebebas. Eran ya los minutos postreros. Rodrygo perdonó el quinto y el Real Madrid culminó una victoria sólida y convincente en un duelo que dejó muchas cosas positivas y sólo algún lunar (Vinicius) en el equipo de Xabi Alonso.