Rosberg brilla, Alonso pincha y Sainz vuelve a la Q3

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Fernando Alonso, en el GP de Abu Dabi (Getty)
Ignacio L. Albero

Una isla concebida para iluminar la amargura del desierto. Yas Marina es un oasis de luz, color, lujo y diversión en medio de toneladas de arena. Todo un espectro onírico que bien podría haber firmado ‘nuestro’ Santiago Calatrava. Y sin embargo, que cantaría Joaquín Sabina, la clasificación fue una antítesis de tal complejo arquitectónico. Visto lo visto durante el año, por lo menos se superó el margen creativo de cualquier guión de película X. Hamilton manda, le sigue Rosberg y tercero, aquí el sobresalto, Raikkonen.

Vettel puso la nota discordante en la incontestable sinfonía de la era híbrida. Su Ferrari no quiso pasar la Q1 por un exceso de optimismo dejando a sus ‘compis’ de sábado, Hamilton y Rosberg, formando terceto con un ‘extraño’. Mandó a su compañero finlandés allí arriba para volver a una foto donde hace mucho que no se le veía. Raikkonen gana la primera batalla a Bottas, que saldrá sexto, para ser 4º en el Mundial. Sergio Pérez tuvo que ver desde lejos como los flashes no apuntaron a él por décimas. En carrera tendrá la oportunidad de romper el duopolio de podios Mercedes-Ferrari.

¿Año sabático para Alonso?

Todavía con el sol coqueteando por allí, Alonso no encontró agua en el desierto. Las ‘slows’ e imágenes que nos brinda el diseño del MP4-30 está muy por encima de su rendimiento. Si hay algo indudable es que el McLaren-Honda es bonito, pero como en el amor, lo importante está en el interior. Ahí dentro las cosas no funcionan ni suenan bien cual música festiva en La Posada; más bien es un karaoke de viejas glorias, McLaren y Honda, que intentan engañarse con un “todavía tengo pegada”.

No la tienen pero la tuvieron y esperan tenerla. Mientras buscan volver a entonar como Beyoncé, Jenson Button se sacó un ‘falsete’ de la manga colando su coche en la Q2. Finalizó la Q1, los rayos se apagaron y, mientras los cientos de luces se encendían para iluminar el trazado, en McLaren-Honda se abrió un recodo para la esperanza. Fernando Alonso pinchó y no pudo completar su vuelta buena para materializar las ambiciones de la alianza británico-japonesa. El año está siendo más largo que un domingo sin fútbol. Este domingo, desde el 17º puesto, toca sufrir… ¿por última vez?

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Nico Rosberg saldrá desde la pole en Yas Marina (Getty)

Ron Dennis la lío en la previa dejando caer que Alonso se pasaría un año en el sofá si tras los test el MP4-31 no funciona como desea, como necesita para volver darse de codazos con los Vettel, Hamilton y Rosberg. Alonso, sonrisa picarona incluida, lo desmintió tras bajarse del coche en la Q1. Hagan sus apuestas.

A Carlos Sainz por fin le sonrío la fiabilidad y, con todo en orden, sorprendió a jeques y espectadores en yates varios. Certificó que, cuando su STR10 quiere cabalgar, no hay quien pare al jinete madrileño. Fue más rápido que el ‘niño maravilla’, Max Verstappen. En las 19 clasificaciones de esta temporada, Sainz ha sido más rápido que su compañero en 10 ocasiones. Muy igualado, sí, pero quizá la diferencia entre ambos no sea tan grande como muestran los puntos. Saldrá décimo con más ganas de puntos que de un cocido en sábado invernal.

Ahora sólo queda contar las horas para que llegue una carrera que certificará el fin de un insípido 2015. Tras los fuegos artificiales, Yas Marina enmudecerá, los miles de focos se irán desvaneciendo y los vencidos pensarán que la noche es más oscura justo antes del amanecer. 2016 ya aparece por oriente. 

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