El recogepelotas que amargó al Barça se convierte en la mayor promesa del Liverpool

• Guillermo Sáez @guisaez
• Redactor de Deportes (Logroño, 1984)
• • 25/03/2022 14:00
  • Actualizado: 25/03/2022 17:09

El 7 de mayo de 2019, el Barcelona sufrió una de las goleadas más dolorosas de toda su historia. Aquel día llegaba a Anfield con medio billete asegurado para disputar la final de la Liga de Campeones. El otro medio se calcinó en el estadio del Liverpool, donde los ingleses firmaron una espectacular goleada para voltear la eliminatoria (4-0) e inscribir a varios nombres en su particular panteón de héroes. Uno de ellos, el recogepelotas que inició el mazazo definitivo.

El nombre de aquel chaval era Oakley Cannonier. A sus 14 años, ya le sobraba picardía para pasarle rápido la pelota a Trent Alexander-Arnold mientras los jugadores del Barcelona contemplaba las musarañas como si la fiesta no fuera con ellos. El lateral inglés sacó rápido y Divock Origi, completamente solo en el área pequeña, clavó el último cuchillo en el maltrecho corazón azulgrana.

«Recordar ese momento me hace sentir orgulloso, fue algo enorme. Pero yo quiero ser futbolista, no recogepelotas», dice Cannonier tres años después de aquella noche negra para la afición culé. El artífice más inesperado de que el Liverpool ganara aquella temporada la sexta Copa de Europa de su historia sueña ahora con levantar la ‘Orejona’ como jugador red.

Y es el joven jugador de Leeds, que alcanzará la mayoría de edad el próximo mes de mayo, no lleva mal camino. El pasado verano firmó su primer contrato profesional con el Liverpool y ha respondido a la confianza a base de goles, tanto que lidera la tabla de goleadores de la Premier League sub-18, la competición donde se foguean las mayores promesas del fútbol británico.

Internacional con las categorías inferiores de la selección inglesa, solo le queda un último escalón para cerrar el círculo y que sean otros chavales los que le pasen a él la pelota en Anfield. Sabe que es el más complicado de todos, pero tampoco era fácil que el Liverpool se clasificara para la final aquella noche no tan lejana contra el Barcelona…