Un Supercampeón de leyenda
Un Supercampeón de leyenda. Un equipo que está dominando el fútbol europeo con puño de hierro y pie de seda. Un superequipo. Un equipazo, el mejor del mundo con mucha diferencia sobre el segundo. Un equipo coral, magistral con la pelota, solidario sin ella, que genera ocasiones en cada minuto del partido. Un equipo que gana y divierte. Un Supercampeón para la historia. Señoras y señores, el REAL MADRID.
El primer partido oficial de la temporada es como el cierre de una discoteca en Ibiza: siempre llega demasiado pronto. Parece que fue ayer cuando el Real Madrid levantaba La Duodécima en Cardiff y que si un poco de cremita en el yate, un par de paseos en moto náutica, unas fotitos para fardar de abdominales en Instagram y vuelta a empezar. Así es la dura vida del futbolista, ni Paquirrín está más explotao.
Zidane no estaba para fiestas. Quizá por eso tiró de la vieja guardia para la final ante el United, que es como cuando Telecinco llama a filas a Jorge Javier: algo está fallando y hay que tirar de las vacas sagradas (con perdón para las vacas).
Les recito el equipo con el que el Real Madrid saltaba al césped de Skopje, que me enrollo. De portero, Keylor Navas, que parece haber recuperado su mejor versión. En defensa menos sorpresas que en la ensalada mixta de un menú del día: Carvajal y Marcelo como laterales, Varane y Ramos de centrales. Sin novedad tampoco en el frente del mediocampo: Casemiro, Kroos y Modric, qué les voy a contar. Delante, Isco se hacía fuerte en su puesto de titular por delante de Asensio, y Bale hacía de Cristiano Ronaldo, que esperaba bronceado su momento en el banquillo. Ah, y Benzema hacía de Benzema, que eso puede ser muy bueno o no tanto, según el día.
Enfrente el United de Mourinho, uno de esos equipos construidos a golpe de talonario que, por esas cosas del fútbol, acabó ganando el año pasado la Europa League, premio de consolación para un club tan rico y tan grande como el Manchester.
Arancó fuerte la final y el Real Madrid tuvo la primera ocasión a los dos minutos con un remate a la remanguillé de Bale a centro de Marcelo que se marchó al cielo de Skopje. La pelota era blanca. El United salía parapetado atrás con un repliegue intensivo dispuesto a aguantar más que Moscardó.
Domina el Madrid, contragolpea el United
El United ponía el músculo y el Real Madrid el talento. El planteamiento de Mou era muy sencillo: replegar y juntar mucho las líneas, reducir los espacios al máximo al equipo de Zidane y salir rápido a la contra tras cada robo de balón. El catecismo del técnico portugués, vamos. Los blancos –anoche negros– iban cogiéndole el aire a la final.
En ese tanteo se fue el primer cuarto de hora. Y justo entonces rondó el Real Madrid el primero. De córner, cómo no. Lo sacó Kroos con su guante en el pie y lo cabeceó Casemiro. Su remate se estrelló contra el larguero de David de Gea con la contundencia con la que un presidente del Gobierno español choca con su profesor de inglés.
Bale y Benzema empezaban a carburar. Más vale tarde. Ambos atacaban el espacio entre los centrales y los laterales del United, sin duda el punto flaco de los red devils. Modric y Kroos empezaban a gobernar la pelota y el Madrid acosaba al Manchester. Cuando crecen sus jugones siempre crecen los de Zidane. Sólo faltaba Isco por comparecer a la final.
SuperCasemiro
Y como Dios premia al que lo busca, Casemiro obtuvo el premio a su insistencia con el 1-0 en el 23. Fue después de un pase diagonal de Carvajal en pleno acoso y derribo del Real Madrid. El brasileño llegó desde segunda línea y la empaló a bote pronto para batir por bajo a David de Gea.
Sin la velocidad de Cardiff (normal a estas alturas del verano), pero el Real Madrid era un ciclón a cámara lenta. Isco también se apuntaba a la fiesta y el partido era un enorme rondo de los de Zidane, que burreaban al United. Los red devils empezaron a rascar para evitar el mareo.
De ahí al descanso siguió el monólogo de un Madrid comandado por Modric. En el 42 pudo caer el segundo si no llega a ser por una mano salvadora de De Gea a un disparo raso y seco de Benzema. El United no sabía por dónde le caían los golpes y su única respuesta era interrumpir el juego con faltas y más faltas. La campana salvó al United y nos fuimos al descanso.
En la reanudación no cambió el panorama. Acosaba el Real Madrid, se defendía el United como gato panza arriba. Los de Zidane parecían tener la final bajo control, quizá sólo les faltaba cerrarla con un segundo tanto. Y llegó por la vía rápida en el 51. Sólo había que pedirlo.
Y SuperIsco
Fue una combinación magnífica entre Benzema e Isco, que tiró la pared con Bale. El galés se la devolvió medida al desmarque del malagueño, que batió a De Gea en su salida con un toque de clase. Fue un golazo propio de una Supercopa y de un Superequipo.
Pudo engancharse el United a la final dos minutos después después de un cabezazo de Pogba que sacó como pudo Keylor abajo. La pelota le cayó a Lukaku, un delantero por el que Mourinho ha pagado 85 millones y que no vale ni la mitad. El belga sólo tenía que empujarla a seis metros de la portería, pero la echó a las nubes, gracias a Dios.
Pasado el susto, el Real Madrid retomó el pulso y el dominio del partido. Mou había sacado a Rashford al descanso y metió también a Fellaini (cambio inexplicable) después del 2-0. Todo fue a peor para el United. Bale tuvo el tercero en un disparo enorme a bocajarro que repelió el larguero de De Gea. Luego la tuvo Benzema, pero tampoco acertó.
Y en el fútbol ya saben: el que perdona, lo paga. Y lo pagó el Real Madrid después de un disparo de Matic que despejó mal (muy mal) Keylor Navas al centro. Si Lukaku hubiera fallado esta, le habrían quitado la licencia de futbolista. Lo marcó y el United se enganchó a la final.
Falla Keylor, se enreda el Madrid
El Madrid empezó a ponerse nervioso como quien espera mesa en el chiringuito. Apretó entonces el United y el madridismo rezaba dos avemarías en cada córner. Menos mal que estaba Sergio Ramos para despejar por arriba, porque Keylor no puede con los balones altos.
Al Madrid le hacían falta cambios y Zidane los hizo al filo del 75. Lucas Vázquez salió por Isco y Asensio por Bale. El técnico metía oxígeno al equipo porque lo necesitaba. Mientras, Cristiano Ronaldo se iba atando las botas y se preparaba para sustituir a Benzema. Y Rashfrod perdonaba el 2-2 en un mano a mano con Keylor Navas después de ganarle la espalda a Carvajal. Bien el tico al meter ligeramente el guante.
Y entonces salió Cristiano. Quedaban 8 minutos más casi otros tantos de prolongación para que acabara la Supercopa. Rashford empezó a volver loco a Carvajal, que vio la amarilla por agarrar al delantero del United. Sufría ahora el Madrid y también perdonaba el tercero en alguna contra. Los siete minutos de prolongación se antojaban de infarto. En el 91 De Gea salvó el tercero con una mano memorable a disparo a bocajarro de Asensio.
Pasó el susto, resistió el Madrid, que acabó conquistando una Supercopa que se había merecido al menos durante tres cuartas partes del partido. Hizo dos goles, dos travesados, tres ocasiones claras… Pudo y debió golear. No lo hizo, quizá porque echó en falta a Cristiano, pero acabó agrandando su leyenda con otro título más. ¿El primero de seis?
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