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España peleará por las medallas tras firmar una espectacular remontada ante Finlandia

La selección española de baloncesto es irreductible, pura leyenda del baloncesto continental y clasificada para su undécima semifinal consecutiva en un Eurobasket. Nunca ha faltado a esta ronda en todo el siglo XXI. Frente a una combativa selección finlandesa que llegó a dominar por 15 puntos en la primera mitad, el equipo de Sergio Scariolo se creció para firmar una remontada de época comandada por los hermanos Hernangómez y Rudy Fernández (100-90) .

España llegaba a su torneo más complicado sin contar en las quinielas de prácticamente nadie. Demasiadas estrellas retiradas o apartadas voluntariamente de la selección. Derrota contra Bélgica en la primera fase para aumentar las dudas. Todo ha dado igual a la hora de la verdad. Lituania y Finlandia ya han mordido el polvo en las eliminatorias y en semifinales ya espera Alemania, que se cargó a la Grecia de Antetokounmpo. Willy (27 puntos), Juancho (15), Brizuela (14) y Rudy (11, 5 robos y los dos triples definitorios) tejieron una memorable remontada en cuartos de final.

España entró bien al partido, firmando un 8-2 de salida impulsada por Willy Hernangómez contra un rival nervioso que cometía pérdidas. El espejismo fue de los grandes. Los nórdicos sabían que estaban ante la gran oportunidad de su historia y pronto se activaron con fiereza. Durante diez minutos borraron a España del partido aprovechando el exceso de atención sobre Lauri Markkanen. Los compañeros del NBA tenían bien aprendida la lección. La estrella cumplió y firmó 28 puntos y 11 rebotes, pero de nada sirvieron.

El espectacular parcial de Finlandia se estiró hasta el 14-35. De repente eran los claros dominadores de la eliminatoria (22-37, min.13)  y tampoco faltaba una caricia de la diosa Fortuna. Sobre la bocina del primer cuarto, Jantunen anotó un triple inverosímil desde su propio campo que terminó de encender las alarmas en las huestes de Scariolo. Si entraban hasta los churros… Tampoco pillaba a nadie de sorpresa el acierto exterior finlandés. Todo el mundo sabía que era su mejor arma. Alegría y 7/11 para poner tierra de por medio.

Con Lorenzo Brown muy vigilado tras su exhibición en octavos frente a Lituania, los Hernangómez se repartían la misión de mantener al equipo a flote. Willy lideró un parcial de 7-0 que devolvía emoción al duelo (29-37, min.16), pero entonces sí que aparecía Markkanen provocando que Finlandia recuperara su máxima ventaja (33-48). Juancho cogía el testigo de su hermano para taponar la herida antes del descanso (43-52).

Fulgurante Rudy

Los deberes de España en el ecuador del partido pasaban sobre todo por mermar la efectividad de su rival y aumentar la propia (3/16 en triples). Es decir, tarea por hacer en cada palmo de la cancha. El acierto casi sobrenatural de su adversario tampoco se podrá alargar indefinidamente. Algo tenía que cambiar. Y vaya si cambió. El parcial en la segunda mitad fue de 57-38. La España irreductible, esa que siempre pelea vista quien vista su camiseta, volvía a emerger cuando más quemaba el incendio.

Con la defensa mucho más intensa, Willy mutado en el tercer hermano Gasol y Lorenzo reclamando la manija, España irrumpía en el partido con un parcial de 17-4. Un triple de Joel Parra lo culminaba para voltear el marcador (60-57, min.26). Todos volvían a creer, las piernas volaban a otra velocidad, y a Finlandia le entraba el canguelo. Bueno, a todos menos a Markkanen, que exhibía estatus de gran estrella para cerrar la herida de los suyos. Con triples de Rudy y Brizuela, España llegaba al último cuarto reeditando su mejor renta, ese lejano +6 del inicio (73-67).

El partido alcanzaba máxima temperatura y se barruntaba igualdad hasta el final. No fue así. Los Hernangómez buscaban socio anotador y en el último parcial emergió la figura de Darío Brizuela. El taponazo que le puso Willy a Markkanen sonó a sentencia, aunque fue Rudy, el eterno Rudy, quien alfombró el paso a semifinales con dos triples idénticos, ambos lejanos y al límite de la posesión (95-84, min.38). Los galones del capitán. El último superviviente de la gran generación. Pura historia del baloncesto español destrozando una eliminatoria con 37 años. Siguiente objetivo, Alemania.