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El calendario ahoga al Real Madrid: tres partidos y 34 horas de descanso menos que el Barcelona

La derrota frente al Betis ha sorprendido en la Liga por lo inesperado y por lo repetitivo en un Real Madrid que no conoce el triunfo esta temporada en la competición doméstica. Los aciertos de Adán y la imposibilidad de anotar tras 27 tiros condenaron al equipo de Zidane, al que también le perjudicó la formación del calendario, que le ha dejado con muchas menos horas de descanso en una semana frenética, en comparación con su principal rival, el Barcelona.

Poner excusas no forma parte del libro de estilo del Real Madrid, por lo que el equipo blanco se ha escudado en la falta de puntería para explicar el último pinchazo frente al Betis, que les coloca a siete puntos del liderato de la clasificación, comandada por el Barcelona tras cinco jornadas de Liga. Sin embargo, la realidad es que en la última semana, e incluso desde el fin del parón de selecciones, el equipo blanco no ha tenido prácticamente tiempo para descansar. 

Entre el domingo 17, en el que el Real Madrid disputó en Anoeta el encuentro de la cuarta jornada frente a la Real Sociedad, y el sábado 23, cuando a las 16:15 empezará el partido de la sexta frente al Alavés, el equipo blanco habrá iniciado la disputa de tres encuentros de Liga en menos de una semana y con un total de 139 horas de descanso, un bagaje muy escaso que, unido a la ausencia de rotaciones múltiples debido a las lesiones, facilitan un pinchazo como el producido frente al Betis.

El caso del calendario, si lo comparamos con el del Barcelona, resulta aún más flagrante. El conjunto azulgrana ha utilizado, para estos partidos, un día más (comenzó el sábado 16 y terminará el 23), y habrá obtenido un número de horas de descanso total de 173, entre el inicio del primero y el tercero, lo que supone casi día y medio más de reposo que el Real Madrid, el gran perjudicado en esta pequeña gira.

En otro de los pinchazos de la presente temporada, el empate frente al Levante, el Real Madrid también contó con menos descanso que el eterno rival, en este caso por parte de los internacionales, jugando unas horas antes que el Barcelona y pagando los viajes y los esfuerzos con un empate.