Curiosidades

El increíble motivo detrás de por qué enero parece interminable según la ciencia

El primer mes del año se está haciendo eterno para muchos. Las redes sociales se están llenando de memes y comentarios que hablan de lo lento que está pasando el mes de enero. Pero, ¿por qué ocurre esto si además de enero hay otros meses que tienen 31 días? La ciencia tiene una respuesta. Te contamos por qué el primer mes del año parece durar una eternidad. 

Pasadas las fiestas de Navidad, la vuelta a la rutina y el comienzo de un nuevo año hacer que para algunos parezca que los días pasan realmente lentos. «Todavía es enero y mañana seguirá siendo enero», «¿Qué es más largo: enero o el olvido?» o «Día 89 de enero», son algunos de los comentarios que están invadiendo las redes estos días.

¿Por qué el mes de enero pasa tan lento?

La ciencia tiene la respuesta a esta incógnita. El paso del tiempo es relativo y existen diversos factores que hacen que esta percepción pueda variar. Básicamente, el tiempo pasa más rápido cuando se disfruta. Por ejemplo, cuando se está de viaje o cuando se comparte con seres queridos. Por el contrario, pasa más lento cuando nos sentimos solos, aburridos o sin motivación.

No obstante, tras un mes de fiestas, cenas y encuentros, llega la vuelta a la realidad. Enero es el mes de vuelta a la rutina y esto hace que, en comparación a su antecesor, el tiempo pase mucho más lento.

La explicación de los científicos

En el hipotálamo, cada persona tiene ubicado un reloj biológico. Es concretamente esta parte del cerebro la que se encarga de regular, entre otras cosas, la temperatura del cuerpo, la sed, el hambre o el estado de ánimo, a través de la liberación de hormonas.

«Es posible que el reiniciar el trabajo después de las vacaciones de Navidad lleve a mucho aburrimiento comparado con la diversión que se siente durante la Navidad, lo que puede llevar a tener la impresión de que el tiempo pasa más lento en enero», apuntó Zhenguang Cai, doctorado en Psicología Experimental.

Y es que la dopamina, un neurotransmisor, afecta a la percepción del paso del tiempo. Reside aquí el motivo por el que el tiempo es relativo y subjetivo. Así se demostró en un experimento realizado con ratones.