¿Cuál es el simio al que más nos parecemos los humanos?
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Durante décadas, los científicos coincidieron en que el chimpancé era la raza animal más similar al hombre, el simio al que más nos parecemos los humanos, y si bien la estrecha relación que parece que tenemos con ellos no ha desaparecido, descubrimientos más recientes sostienen que hay otro animal con el que tenemos muchos elementos en común, el bonobo.
En efecto, le debemos esa nueva hipótesis a un equipo internacional de profesionales del Max Planck de Antropología Evolutiva en Leipzig, que logró secuenciar el genoma completo del mencionado bonobo, para afirmar que es más cercano a nosotros que el mismo chimpancé.
Gracias a su estudio, que fue publicado en prestigiosas revistas como Nature, hoy en día contamos con información suficiente para diferenciar aquellos rasgos en la personalidad en la que los chimpancés se separaron de los humanos más de lo que los bonobos lo hicieron.
Diferencias entre los chimpancés y los bonobos
Es que, básicamente, las diferencias genéticas entre los chimpancés y los bonobos son inexistentes, pero el paso de los siglos transformó a los primeros en animales más bien bélicos, mientras los segundos se convirtieron en más pacifistas y sociales, y de ahí su cercanía con el hombre.
El simio al que más nos parecemos los humanos
Otra característica que acerca a los bonobos a los humanos es su comportamiento sexual, más acelerado y activo, incluso comprendido casi como un mecanismo de relación entre los distintos ejemplares de la especie, algo que no se da tanto entre los “guerrilleros” chimpancés.
En cualquier caso, éstos son sólo algunos detalles que ayudan a distinguir ambas especies, aunque como hemos explicado los factores en común son la amplia mayoría de ellos, y eventualmente podrían haberse separado a partir de un proceso 100% natural.
Esto es porque los territorios que ocupan los bonobos y los chimpancés en África central están muy próximos, separados por el río Congo, una corriente de agua que puede haber sido trascendental en la conformación de dos especies diversas, pero similares.
De confirmarse estas suposiciones, la idea reinante durante décadas de que los humanos provenimos de los chimpancés, o al menos de que existen grandes semejanzas con ellos, no estarían erradas en absoluto, y terminarían de afinarse con la entrada en escena del genoma de los bonobos.
De cara al futuro, el objetivo de los investigadores es seguir ampliando las bases genéticas tanto de bonobos como de chimpancés, en un intento por justificar dónde están las desigualdades entre ambas que podrían, a su vez, darnos nuevas pistas sobre el origen del ser humano actual.