Ni lejía ni cloro: el sencillo truco que recomiendan los profesionales para limpiar tu piscina en verano
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Con la llegada del calor, la piscina se convierte en un espacio de uso frecuente. Por eso, limpiar tu piscina y mantenerla en condiciones óptimas es esencial, pero requiere constancia y técnica. A pesar de que lo recomendable es realizar un mantenimiento durante todo el año, la realidad es que muchas veces no se le presta la atención necesaria hasta que llega el verano.
Cuando se llega a este punto, es indispensable poner manos a la obra para garantizar la salubridad del agua. Y es que, limpiar la piscina no solo implica el uso de productos químicos, sino también una serie de prácticas que evitan que se acumule suciedad, alterando así el equilibrio del agua.
Así es el truco que recomiendan los profesionales para limpiar tu piscina
Uno de los primeros pasos para limpiar tu piscina es retirar todo aquello que haya caído en la superficie o el fondo. El viento, la vegetación cercana, los insectos que se ahogan (como las avispas) y el uso diario hacen que el agua acumule impurezas que deben eliminarse de forma continua.
A continuación, estos son los pasos clave para eliminar hojas y restos:
- Recogida diaria: utilizar un recogehojas sobre la superficie del agua.
- Fondo y paredes: emplear un cepillo para desprender lo que esté adherido y recogerlo con la red.
- Uso de floculantes: estos productos químicos agrupan partículas pequeñas, facilitando su recogida.
- Cubiertas nocturnas: evitan la caída de residuos mientras la piscina no está en uso.
Y para tales tareas, estas son las herramientas recomendadas:
- Recogehojas: para residuos visibles en superficie y fondo.
- Cepillo para piscina: útil para limpiar zonas adheridas.
- Floculante: facilita la limpieza de restos dispersos.
- Cubierta: previene la contaminación diaria del agua.
Cómo limpiar la piscina de manera profunda y regular
Para limpiar tu piscina de forma eficaz es importante dividir las tareas en dos niveles: el mantenimiento regular y la limpieza profunda.
Por empezar, debería tener una limpieza regular (mínimo una vez por semana):
- Aspirar el fondo: con un aspirador de piscina se eliminan sedimentos acumulados.
- Control del pH y cloro: el agua debe mantenerse entre 7.2 y 7.8 de pH y con un nivel de cloro de 1 a 3 ppm.
- Filtración del agua: la bomba debe funcionar al menos 8 horas al día.
Posteriormente, se debe acudir a una limpieza profunda (una vez al mes):
- Cepillar paredes: elimina posibles algas o incrustaciones invisibles.
- Limpiar el skimmer: recoge la suciedad de forma automática, pero debe vaciarse y enjuagarse con frecuencia.
- Revisar el filtro: puede necesitar limpieza o sustitución si se encuentra obstruido.
La alternativa para mantener el agua de tu piscina sin cloro ni lejía
Entre las recomendaciones de los profesionales, una destaca por su sencillez: el uso de peróxido de hidrógeno, también conocido como agua oxigenada en concentraciones superiores.
Este producto, empleado correctamente, es capaz de desinfectar el agua sin generar residuos tóxicos ni provocar irritaciones, como ocurre con el cloro o la lejía.
Estas son algunas ventajas del peróxido de hidrógeno:
- No deja olor ni sabor.
- No genera subproductos nocivos.
- Compatible con sistemas de filtrado estándar.
- No mancha trajes de baño ni reseca la piel.
Se utiliza una concentración específica (generalmente al 35%) que debe dosificarse correctamente según el volumen de la piscina. Se recomienda medir los niveles con kits especiales y aplicarlo en momentos de baja exposición solar, para evitar la rápida evaporación del compuesto.