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Lo hacen todos los supermercados y tiene sentido: el motivo por el que ponen el pan siempre al final del pasillo

  • Gemma Meca
  • Licenciada en Historia, máster en Periodismo y Comunicación Digital. Redactora en Ok Diario. Cuento historias, soy amante de los astros, sigo a la luna, los TT de Twitter y las tendencias en moda. Experta en noticias de consumo, lifestyle, recetas y Lotería de Navidad.

Hay un truco que usan todos los supermercados y consiste en poner el pan siempre al final del pasillo. Siendo un elemento que siempre acaba en la cesta de la compra casi de forma automática. El hecho de que los supermercados vendan pan es algo que tampoco tiene tanto recorrido. Si nos vamos atrás en el tiempo, antes que nada, debemos empezar a pensar en esos días cuando ir al supermercado era otra cosa, no había tantos productos como ahora.

El pan fue uno de los últimos, junto con la carne o el pescado que han ido de la mano. Una implantación de uno de los básicos que nunca debes dejar escapar. Sin duda alguna ha llegado el momento de empezar a pensar en todo lo que llega y en lo que puede acabar generando una compra de las llamadas impulsivas. Te guste o no el pan, habrá llegado el momento de saber el motivo por el que, se encuentra al final del pasillo, sabiendo que esta situación sigue una estrategia importante. De esta manera se llegará a un importante cambio que puede ser clave. Este es el motivo por el que el pan está al final del pasillo, algo que te sorprenderá.

Tiene sentido y lo hacen todos los supermercados

Todos los supermercados venden pan. Es algo que se ha convertido en una especie de nueva realidad que ha inundado las ciudades y pueblos. Hasta hace poco, se ha conseguido una serie de elementos que pueden acabar siendo lo que marque la diferencia en todos los sentidos.

El pan es un alimento casi sagrado. Desde siempre ha estado presente en las casas de todo el país. Ha hecho que un simple huevo frito o una tortilla se convierta en todo un manjar más completo. Hace que las comidas sean más abundantes, por lo que, se ha convertido en un buen básico.

El problema es que este pan ha acabado siendo lo que marque la diferencia, sino que ahora mismo puede acabar encontrándose en todos los sitios. Más allá de la panadería puede estar un elemento que ha acabado siendo el que nos ha acompañado en estos días. Son tiempos en los que cada minuto cuenta.

Vamos a hacer la compra a un solo lugar, de esta manera, conseguimos aquello que deseamos por mucho menos, ahorrando tiempo y esfuerzos. El supermercado sabe muy bien cómo conseguir que el pan se convierta en un reclamo.

Este es el motivo por el que el pan está al final del pasillo

Para poder llegar al pan, pasaremos por todo el pasillo. Es decir, los supermercados colocan un elemento muy básico en un lugar que realmente puede acabar siendo lo que marque un punto y final muy importante. Habrá llegado el momento de apostar claramente por algo que acabará siendo lo que marque un antes y un después.

El pan al final de todo, indica que se puede ir situando elementos en oferta o que quizás no necesitamos tanto. Así el comprador podrá conseguir este tipo de elemento que acabará siendo el que mejor se adapte a nuestras necesidades. Es hora de apostar claramente por una estrategia que todos hacen.

El supermercado sabe muy bien cómo conseguir que sus clientes acaben comprando lo que ellos casi decidan. Lo que al final logramos es un importante cambio que puede convertirse en el mejor aliado para poder obtener un cambio significativo que acabará siendo el que todos acaben adoptando.

Es hora de apostar claramente por un tipo de estrategia que hacen todos y eso significa que quieren dinamizar sus ventas a través del pan. El pan no es el único ingrediente que estará al final del pasillo. También podemos encontrar al agua o la cerveza o las patatas en una situación clave.

Al final de ese recorrido que debemos hacer sí o sí, tendremos los alimentos de primera necesidad. De tal manera que los supermercados se aseguran de que el cliente recorra todo el supermercado prácticamente o el máximo camino posible para poder llegar a este elemento que puede acabar siendo lo que marque la diferencia.

Estas estrategias no tienen más sentido que el de incentivar a las compras. Los supermercados saben que sí o sí, deberemos pasar en este lugar que puede acabar coincidiendo un antes y un después. Ir al supermercado se ha convertido el algo que puede suponer una segunda hipoteca. Gastaremos de más y lo haremos en unos momentos en los que no hay más opción que esta. Con el precio de los productos de primera necesidad a un precio elevado, toca estar preparado para afrontar un importante cambio de rumbo. Será cuestión de no caer en determinadas trampas, teniendo muy claro qué podemos gastar y qué no.