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Sin lugar a dudas, uno de los mayores placeres del verano es tomarse una cerveza bien fresquita en compañía de la familia o los amigos. Mientras no se abuse de esta bebida, es una opción perfectamente válida. Ahora bien, hay una costumbre muy extendida y que los expertos no recomiendan: enfriar las jarras de cerveza en el congelador.
¿Cómo servir la cerveza fría?
Es cierto que esto es algo que hemos visto en muchos bares, pero en casa congelar las jarras sin que esto afecte al sabor de la cerveza es muchísimo más complicado. Esto se explica por una razón muy sencilla: en casa no tenemos un congelador para cada cosa, sino que en un mismo congelador guardamos todos los alimentos, como verduras, carnes y pescados.
Estos alimentos pueden dejar su olor en la jarra de cerveza. También puede quedar impregnado un aroma a nevera muy desagradable, como de plástico. Entonces, ¿cuál es la alternativa? Se puede servir la cerveza en una jarra fría pasándola por agua fría para que esté fresca y húmeda.
De esta manera, la cerveza se sirve mejor. Además, hay que tener muy en cuenta la temperatura de la bebida. En función de los grados, algunos químicos pueden estimular o suprimir el sabor o el aroma. Aunque la cerveza fría es la favorita de muchas personas, sobre todo durante el verano, cuando está a temperatura ambiente su sabor es más potente.
Otra recomendación que conviene saber es que en ningún caso es aconsejable tomar la cerveza directamente desde la lata o la botella. Si lo hacemos así, se pierden todos los matices de aroma y sabores, ya que la cerveza ni siquiera entra en contacto con la papilas gustativas. Por lo tanto, el uso del vaso es clave.
Ahora bien, no vale cualquier vaso para los diferentes tipos de cerveza. En el caso de las lager, el vaso de tubo es el mejor de todos porque facilita la formación de espuma, al tiempo que concentra el sabor y potencia la malta y el lúpulo.
Mientras, para las cervezas intensas y muy aromáticas, como la abadía, hay que servirlas en una copa cáliz. Estas copas se caracterizan por tener la bocha muy ancha y gruesa que permite la creación de una gran capa de espuma por encima del borde.
En cuanto a las cervezas con mayor graduación alcohólica y más cuerpo, la copa snifter es la más adecuada. Tiene una superficie interior amplia y redondeada y la parte superior se estrecha hacia adentro para capturar y potenciar los aromas.
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