Curiosidades
Fronteras internacionales

Estos son los únicos dos países del mundo que comparten una misma plaza (con su rotonda y todo)

En el mapa de las fronteras internacionales, la mayoría de las líneas divisorias cumplen una función de separación entre dos territorios. Sin embargo, existen dos países del mundo que comparten algo bastante particular para lo que son hoy las relaciones internacionales.

Y es que lo que hace a esta frontera destacar no es solo su carácter pacífico, sino también su centro neurálgico: una plaza. Así es, una plaza binacional compartida en partes iguales por ambos países. Y es mucho más que un espacio público. Se trata de un símbolo de convivencia e integración entre dos pueblos.

¿Cuáles son los países del mundo que comparten una misma plaza?

La Plaza Internacional, conocida con ese nombre, es la frontera entre Uruguay y Brasil. Este límite terrestre, radicado en la Frontera de la Paz, conecta las ciudades de Rivera (Uruguay) y Santana do Livramento (Brasil).

La Plaza Internacional cubre una extensión de aproximadamente 55.000 metros cuadrados y está diseñada de manera completamente simétrica, dividiéndose en dos partes iguales entre Brasil y Uruguay.

En su centro, un obelisco de 15 metros de altura se erige como un emblema de la confraternidad entre ambas naciones. Este obelisco, hecho de vidrio, estaba acompañado originalmente por dos relojes sincronizados con las horas oficiales de cada país.

Cuando los relojes marcaban la misma hora, un haz de luz se proyectaba desde el vértice del obelisco, representando la unidad entre los dos países.

La inauguración de la plaza fue un evento cargado de simbolismo, presidido por los mandatarios de la época: Getúlio Vargas de Brasil y Alfredo Baldomir de Uruguay. En medio de un contexto global marcado por conflictos bélicos, este acto demostraba que las fronteras podían también ser espacios de encuentro y no solo de separación.

Orígenes y evolución de la Frontera de la Paz

La historia de esta frontera no siempre fue de integración. Tanto Rivera como Santana do Livramento fueron fundadas originalmente con propósitos militares, diseñadas para proteger los intereses de sus respectivos países.

Sin embargo, con el tiempo, la necesidad de convivencia y comercio transformó la zona en un espacio de intercambio social y cultural.

A medida que los habitantes de ambas ciudades comenzaron a interactuar con mayor frecuencia, la división entre los dos territorios se volvió más difusa. Este proceso derivó en una cultura fronteriza compartida que hoy se conoce como la Frontera de la Paz.

Dos países del mundo que comparten más que una frontera

A lo largo de los años, la Plaza Internacional fue testigo de importantes reuniones entre los líderes de Uruguay y Brasil.

El primer encuentro diplomático tuvo lugar el 10 de febrero de 1957, cuando Juscelino Kubitschek, presidente de Brasil, y Arturo Lezama, presidente del Consejo Nacional de Gobierno de Uruguay, se reunieron en este espacio binacional.

Desde entonces, varios eventos similares han reforzado los lazos bilaterales entre ambas naciones. Uno de los más destacados fue el 6 de mayo de 1997, cuando Julio María Sanguinetti y Fernando Henrique Cardoso reafirmaron la importancia de la relación entre Uruguay y Brasil.

Más recientemente, en 2010, José Mujica y Luiz Inácio Lula da Silva continuaron esta tradición diplomática.

¿Qué ocurre con los habitantes que viven cerca de esta frontera?

Uno de los aspectos más distintivos de la Frontera de la Paz es la integración cultural que ha surgido entre sus habitantes. Es común encontrar familias cuyos miembros poseen tanto la nacionalidad uruguaya como la brasileña.

Además, el portuñol, un dialecto que mezcla el español y el portugués, es utilizado habitualmente en la región, facilitando la comunicación entre ambas comunidades.

La fluidez en la frontera también se refleja en la vida cotidiana. Es habitual que personas que viven en un lado de la línea divisoria trabajen o estudien en el otro. También se observa un constante intercambio comercial, que refuerza la economía local de ambas ciudades.

Así, la Plaza Internacional representa una realidad poco común en el mundo. Este espacio binacional es un testimonio de la paz entre dos países y un recordatorio de que las fronteras pueden ser concebidas como puentes en lugar de barreras.