Estos son los errores que cometes al lavar los platos a mano
Es una de las tareas que más tiempo nos ocupa a diario
A pesar de que se trata de una tarea de la que nos ocupamos prácticamente a diario, hay errores que cometes al lavar los platos a mano que sigues haciendo. Por eso es importante conocerlos y saber qué deberías hacer para evitar problemas.
Algunas de las equivocaciones probablemente te resultarán familiares, y puede que otras te sorprendan un poco. En cualquier caso, no se trata de señalar a nadie sino de entender cómo es el modo más recomendable de eliminar la suciedad de nuestras vajillas.
Errores que cometes al lavar los platos a mano
Usar agua fría
Si no sólo quieres que tus platos luzcan limpios, sino también que duren así por más tiempo, es indispensable que los laves con agua caliente. Aunque el agua fría es más agradable, sobre todo en verano, el agua caliente es la única solución para lograr una desinfección bacteriológica completa. Si te quema porque no puedes regularla tanto como te gustaría, queda la opción de utilizar guantes.
No utilizar lavavajillas
El gasto de agua del lavavajillas está perfectamente controlado, por lo que tiende a consumir menos que si lavamos a mano. Si te preocupa tu tiempo libre o el planeta, mejor utilizar un lavavajillas.
Y si te rindes a la comodidad de este aparato, recuerda que debes prelavar los platos para asegurar resultados impecables.
Mezclar todos los elementos
No tiene sentido mezclar los diversos elementos de la cocina en el fregadero porque las suciedades no siempre son iguales. Deshacerse de un tipo de suciedad requiere de ciertos productos de limpieza específicos que no son los mismos para otros.
No quitar la grasa antes
Debes desechar toda la grasa y sobras de alimentos de los platos antes de lavarlos para que no se tapen los desagües con ellos. Esto no lleva más que un minuto y puede evitarte varios dolores de cabeza en el futuro. Además, así hace falta menos detergente.
No renovar las esponjas
Éstas tienen una vida útil acotada y hay que renovarlas cada dos o tres meses, depende de cuánto uso tengan. Como es lógico, utilizamos las esponjas para la suciedad más superficial y los estropajos para aquella que se encuentra más adherida al plato. Renueva tanto las esponjas como los estropajos cuando veas que empiezan a perder su forma original o adquieren olores.
No secar la vajilla al guardarla
Finalmente, no debes guardar la vajilla sin secarla antes. Eso sólo hará que aparezcan bacterias y microorganismos por la humedad.
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