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Conoce la historia de los menhires

Los menhires tienen una historia de lo más curiosa y todavía se desconocen muchas cosas sobre ellos.

Los menhires son unos monumentos megalíticos que consisten en una piedra alargada y erecta con la base enterrada. El nombre tiene origen galo y significa piedra larga. Solo en Europa los arqueólogos han podido catalogar decenas de miles que también podemos verlos en otros continentes. Algunos llegan a medir poco más de un metro de altura, superando otros los siete metros. Existe rústicos, sin tallar y grabados con diferentes motivos de las figuras de los dioses.

Curiosidades sobre los menhires

Estos monumentos de origen pétreo se han encontrado junto a restos de enterramientos humanos, pero la función que tienen siguen siendo enigmática. Eso sí, parece que algunos pueblos asociaron las formas fálicas que tienen a la fertilidad.

En el sur de Francia algunos se usaron para varios rituales relacionados con la capacidad para tener descendencia. Algunos autores sospechan que nuestros antepasados los usaban como elementos de dominio del clima en el entorno.

El famoso periodista francés Louis Charpentier dice en su libro ‘Los gigantes y el misterio de los orígenes’ que los menhires son una especie de agujas de acupuntura del planeta, que colocó una antigua civilización para mantener la estabilidad telúrica y donde su presencia todavía hoy beneficia a los campos donde están este tipo de monumentos de piedra.

A la hora de apoyar su teoría, se citan dos testimonios de campesinos, uno de Marruecos y otro del centro de Francia, los cuales conservan las piedras en sus terrenos.

Charpentier citaba a un campesino francés diciendo:  «No sé si es por la piedra; sea como fuere, lo cierto es que constituye mi mejor prado, y los que más se benefician de él son los animales. Si yo supiera hacerlo, colocaría otras en los demás prados. A despecho de lo que se diga, los que pusieron ahí esa piedra, tuvieron una idea original. Quizás eran más listos de lo que creemos…».

Igualmente, Charpentier destacaba que un labrador marroquí estaba convencido de que los menhires de su campo fueron colocados por Alá y que si se retiraran, la tierra se quedaría seca.

Este periodista hablaba del Mont Saint-Michel, una pequeña población en el oeste de Francia que se sitúa sobre una roca de una isla mareal. Según Charpentier, la retirada de los megalitos de la isla, habría llegado a afectar a las mareas.

Podemos preguntarnos si los megalitos se erigieron por capricho o azar, o si la construcción fue por un conocimiento que ahora desconocemos. De hecho, estos conocimientos todavía continúan vivos en las tradiciones populares.