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Se arranca los ojos tras fumarse un porro: «Agarré cada globo ocular, lo giré y tiré hasta que cada ojo se salió de la cuenca»

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

La vida de Kaylee Muthart no fue un camino de rosas. A los 17 años abandonó el instituto, a los 19 probó su primer porro y a los 20 se arrancó los ojos. La joven era adicta a varias sustancias y tenía trastorno bipolar, lo que le llevó a creer que arrancarse los ojos era la solución para todos sus problemas. Sin embargo, lo único que consiguió fue quedarse ciega.

Los hechos sucedieron en febrero de 2018 y la historia dio la vuelta al mundo. Hoy en día, Kaylee Muthart es una mujer nueva, que muestra una excelente evolución física y ha vuelto a sonreír y ser feliz. Le colocaron unas pupilas adaptadas en las cuencas oculares.

George, su pareja, declaraba al diario ‘New York Post’ lo siguiente: «Ella nunca fue diferente a mí, pero sé que ha querido esto durante mucho tiempo y estoy muy feliz de que lo tenga ahora. Sentí tanta alegría, amor, aprecio y gracias a Dios».

La trágica Kaylee Muthart

La joven decidió dejar los estudios después de ponerse a trabajar y recibir un diagnóstico de arritmia cardíaca. Con 19 años, experimentó un «extraño subidón» tras fumar un porro que podría estar mezclado con cocaína o metanfetamina.

Una experiencia que le hizo sentir «particularmente cerca de Dios». «No tenía trabajo y mi relación con mi novio de dos años empezaba a deteriorarse. Para hacer frente, seguí fumando marihuana y bebiendo alcohol y comencé a tomar Xanax recreativamente», contaba en 2018 a ‘Cosmopolitan’.

Y añadía: «Debido a la ruptura, tuve un colapso mental. Meses después, en febrero de 2018, me diagnosticaron trastorno bipolar. Tenía sentido, ya que cuando me sentía feliz, me sentía súper feliz, y cuando me sentía mal, me sentía profundamente deprimida. Eso me dejó especialmente vulnerable y expuesta a las drogas».

La joven estaba enganchada a ese colocón y lo buscaba continuamente: «Estaba alucinando, así que mis recuerdos son borrosos. Recuerdo haber pensado que alguien tenía que sacrificar algo importante para enderezar el mundo y esa persona era yo. Pensé que todo terminaría abruptamente y todos morirían si no lo hacía si no me arrancaba los ojos inmediatamente».

Cerca del lugar donde se sacó los ojos había una iglesia, así que los fieles corrieron en su ayuda. Uno de los responsables religiosos dijo que la vio apretándose los ojos con las manos mientras todavía estaban unidos a su cabeza. Luego gritó «¡Quiero ver la luz!» y aplastó los ojos. Muthart pasó una semana en el hospital antes de ser ingresada en un centro de tratamiento psiquiátrico, según recoge ‘El Español’.