Cultura

Silla, la ópera como alegato contra las dictaduras

La producción de la ópera Silla, de Georg Friederic Händel, estrenada este sábado en el Palau de la Música de Valencia, se ha convertido en un alegato contra la crueldad de las dictaduras del siglo XX a través de una música del siglo XVIII sabiamente dirigida por Fabio Biondi.

La escenografía de Manuel Zuriaga, diseñada para esta producción propia del Palau de les Arts, ha permitido que una obra barroca y con una trama situada en el siglo I antes de la era cristiana cobrara actualidad al contextualizar la tiranía de Silla, militar y político romano, con el fascismo italiano o con las dictaduras militares en Argentina.

La sesión de este sábado noche ha sido una «premier» múltiple: primera representación de Silla en España, primera actuación de Fabio Biondi (codirector musical del Palau de les Arts) en una obra lírica en su nuevo destino de Valencia y primera ocasión en que actúan en la Sala Martín y Soler (el segundo teatro del Palau de les Arts) cantantes que no están vinculados al Centro de Perfeccionamiento.

En un encuentro informal con los informadores en uno de los descansos, el intendente y director artístico del Palau de les Arts, Davide Livermore, resaltaba el hecho de que el debut de Fabio Biondi dirigiendo una ópera en Valencia se realizara, no en la sala principal, sino en la Martín y Soler, ya que ofrece la misma calidad pero en un formato que, al ser más reducido en dimensiones, puede resultar idóneo para el repertorio del siglo XVIII.

Fabio Biondi demostró que es el director ideal para la ópera barroca, con pleno dominio de los tempos y dando agilidad y frescura a una partitura en la que se alternan los pasajes dramáticos de tiranía, crueldad y venganza con momentos en los que afloran los sentimientos más puros y las ansias de libertad.

En esta incursión en el barroco (la segunda en las diez temporadas del coliseo valenciano, pues ya interpretó Orlando, también de Händel en el ya «lejano» 2008), Fabrio Biondi ha conseguido esa versatilidad necesaria para que una orquesta de prestigio se desenvuelva con la misma soltura y excelencia en uno y otro repertorio.

En una obra protagonizada casi en exclusiva por mujeres (incluidos los personajes masculinos), la contralto Benedetta Mazzucato, que en los últimos años se ha especializado en repertorio barroco y en papeles handelianos, encarnó a Silla con genio y hermosa coloratura, aunque los aplausos más cálidos del público los recibió la mezzosoprano Adriana di Paola, que dio vida a Claudio, el senador opuesto a los modos dictatoriales del ambicioso militar.