La Riviera se vuelve loca con León Benavente en su doble visita a Madrid
Después de un jueves espectacular llegó un viernes de locura. Pero es que estábamos avisados: "Vamos a volvernos locos" no sólo es el título del tercer disco de León Benavente, también es una declaración de principios.
Después de un jueves espectacular llegó un viernes de locura. Pero es que estábamos avisados: «Vamos a volvernos locos» no sólo es el título del tercer disco de León Benavente, también es una declaración de principios.
La banda revelación del indie-rock español, versión mesetaria, ha llenado dos días por derecho propio la sala La Riviera de Madrid. Entradas agotadas desde casi que se anunció el doble concierto -incluido un extra de última hora-, y expectación máxima para comprobar si ya se les puede considerar un grupo consagrado.
Y, al menos en la cita de viernes, demostraron que es una banda llegada para quedarse. También tiene sus detractores, pero la realidad es que sus fans ganan por goleada y acudieron en masa para disfrutar de la fiesta.
Lo de León Benavente, grupo de carretera desde el mismísmo nombre con que se bautizaron, no es un fenómeno de superventas, sino una realidad musical que se toma en serio su trabajo. Y también sus manías y su independencia estilística, una característica que se percibe en un público tan poco homogéneo como su música.
Sus cuatro componentes, Abraham Boba, Eduardo Baos, Luis Rodríguez y César Verdú, tienen oficio, quizá hasta demasiado y eso se nota en algunas partes de la actuación en las que pecaron de un mecanicismo exagerado. Quizá no supieron transmitir en vivo el intimismo que sí destilan con brillantes en el estudio en las canciones menos rockeras.
Y es que el personal acudió -viernes obliga- con muchas ganas de hacer realidad el título del disco que venían a presentar. También con mucha sed de las canciones de su segundo disco, al que la crítica aún sitúa por encima de su último lanzamiento. Se trataba de ‘volverse locos’ y prácticamente nadie pudo sentirse defraudado.
La aparición de Miren Iza en el escenario para recrear fielmente ‘Mano de santo’ fue uno de esos momentos que salvan un concierto. Minutos mágicos en los que una de las voces femeninas que capturaron en el estudio de grabación -junto con las de Eva Amaral, María Arnal y Sara Condado- calló a una audiencia entregada.
Pero cumplieron, y cumplieron de sobra, con sus temas más furiosos bien repartidos -en eso también se notó la experiencia acumulada durante años- desde que arrancaron con ‘Cuatro monos» y ‘ Amo’, una canción que ya no podrán bajar de su repertorio.
Abraham Boba estuvo, además, impresionante en primera línea con su gran voz y su magistral manejo de los tiempos. Madrid es ya una parada obligada en el largo camino -ya van siete años desde que salieron de León- que lleva a Benavente.