Ciencia

Watson y Crick, los descubridores del ADN

El descubrimiento del ADN fue uno de los más revolucionarios de la historia. Gracias a ello hemos logrado conocer mucho mejor el genoma humano. ¿Sabes quiénes fueron los científicos que lograron tal hazaña? Efectivamente, sus nombres son Watson y Crick, y no son una pareja de detectives privados, pero sí excelentes investigadores.

Watson y Crick fueron los que descubrieron la peculiar forma de doble hélice como escalera de caracol del ADN, formada por nucleótidos como si fueran escalones. Sin duda, toda una sorpresa para ambos.

La macromolécula que forma los genes y los cromosomas humanos fue conocida por todo el mundo el 25 de abril de 1953. Esta es la fecha en la que la revista Nature publicó el descubrimiento y la investigación que habían llevado a cabo ambos biólogos, es decir, James Watson y Francis Crick.

Sin duda, el hallazgo de estos dos pioneros de la ciencia revolucionó el mundo de la biología, y de qué manera. Entre otras cosas, lograron evidenciar que la capacidad del gen para dar copias de sí mismo cuando se duplica el número de células a lo largo de la división celular era totalmente real.

Watson y Crick, Premio Nobel de Medicina

Evidentemente, tal hallazgo de vital importancia en la historia científica del mundo no podía quedar sin premio. Como es lógico, en 1962 recibieron el Premio Nobel de Medicina que compartieron con Morris Wilkins. Y no es que su descubrimiento no tuviera suficiente empaque, es que este investigador británico fue el encargado de proporcionar los datos por refracción de rayos X. ¿Para qué sirve esto? Muy sencillo, para confirmar el descubrimiento y demostrar que la teoría era cierta.

Sin embargo, en este caso, y dada la sociedad de la época, también la experta cristalógrafa Rosalind Franklin debió ser reconocida por este descubrimiento, ya que aportó los datos clave para que se pudiera descubrir la doble hélice de la estructura del ADN. Por desgracia, eran otros tiempos y su nombre no se unió al de sus compañeros masculinos, aunque desde aquí le dedicamos estas líneas y un sentido homenaje en reconocimiento a su gran labor.

Añadir que Franklin murió cuatro años antes de la entrega del Nobel, pero a título póstumo se debió reconocer su gran aportación. Sin embargo, tal reconocimiento no ha llegado hasta muchos años después. No obstante, merece que su nombre aparezca junto al de sus ilustres compañeros. Por lo tanto, desde aquí va nuestro pequeño y humilde homenaje.