Castilla y León
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Las monjas clarisas de un convento de Burgos rompen con el Papa: «Nos van a llamar herejes»

Las religiosas acusan a Roma de no querer concederles la "licencia de venta del convento de Derio"

Cisma en la Diócesis de Burgos. Las monjas clarisas de Belorado y Orduña han anunciado este lunes, a través de un contundente comunicado, que renuncian al Papa de Roma y abandonan la Iglesia Conciliar debido a la «persecución» que sufren y porque se «han puesto palos en las ruedas» a su comunidad. Las religiosas acusan a Roma de tenerlas «bloqueadas» al no otorgarles la licencia de venta del convento de Derio y «querer quedarse» con sus propiedades, motivo por el que han asegurado que rompen con la Santa Sede. «Nos van a denominar herejes y cismáticas, locas y muchas cosas más, muy calumniosas y desagradables. No los creáis, al menos por esta vez, que no os engañen», han dicho en el comunicado.

La comunidad de monjas clarisas ha manifestado así su intención de abandonar desde hoy, 13 de mayo, la Iglesia Católica, «situándose bajo la tutela y jurisdicción del Sr. D. Pablo de Rojas Sánchez-Franco, excomulgado en julio de 2019» y no someterse al Papa Francisco, como refleja la documentación enviada.

En el escrito, firmado por la madre abadesa sor Isabel de la Trinidad, en nombre de todas las religiosas, pertenecientes a la Orden de Hermanas Pobres de Santa Clara, explican que Roma no quiere concederles la «licencia de venta del convento de Derio» y  aseguran que no les no permiten «cumplir con los pagos» del Monasterio de Orduña y les rescinden el contrato de compraventa «sin previo aviso» después de tres años.

Además del comunicado, según adelanta Diario de Burgos, las hermanas remiten un extenso Manifiesto Católico en el que confluyen que el último Sumo Pontífice válido fue Pío XII. Algo que en opinión de las monjas les puede valer los calificativos de cismáticas y locas.

Por su parte, el Arzobispado de Burgos ha rechazado la acusación «injusta e indiscriminada» de «silencio y aquiescencia de los pastores» realizada por las Clarisas de Belorado por la «persecución» que sufren y que «ha puesto palos de rueda» a su comunidad por estar «bloqueadas» por Roma al no otorgarles la licencia de venta del convento de Derio y ha explicado que este asunto ni es de su competencia y no se ha recibido ninguna comunicación ni petición a este respecto, motivo por el que ha puesto estos hechos en conocimiento de la Santa Sede.

También ha informado de ello al Nuncio Apostólico, al presidente de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, y a los obispos de Vitoria y de Bilbao, de manera que procederá según las indicaciones de la Santa Sede, según ha detallado el Arzobispado de Burgos en un comunicado.

Ante esta situación, el Arzobispado ha exhortado a todos los fieles a que se abstengan de participar en ningún acto litúrgico realizado en el Monasterio de Santa Clara de Belorado ni en el Monasterio de Santa Clara de Orduña.

Desde el arzobispado se detalla la situación de los monasterios de Belorado y Orduña, que son la causa de este conflicto y se especifica que «han estado asistidas diariamente por sus capellanes y que las monjas manifestaban sentirse contentas y agradecidas».

Todo comenzaba con la intención de las monjas Clarisas de Belorado de comprar el monasterio de Orduña, de la diócesis de Vitoria, que se encontraba suprimido canónicamente y vacío y «es propiedad de las clarisas de Vitoria».

La compra se firmó en octubre del 2020, por un importe de 1,2 millones de euros y una demora de dos años. En dicho acto de compra-venta se aportan 100.000 euros y se comprometen a realizar pagos semestrales de 75.000 euros.

El primer pago debía realizarse el 1 de noviembre de 2022, pero nunca se ha hecho ningún pago. A principios de marzo de 2024, Sor Isabel manifiesta tener un benefactor que comprará y pondrá a nombre del propio benefactor el Monasterio, llegarán a un acuerdo de uso y lo revenderán a la comunidad de Belorado cuando obtengan el importe procedente de la venta del Monasterio de Derio. Pero el nombre de benefactor no se dio a conocer, sobre su nombre se mantiene un mutismo absoluto, y a fecha de hoy no se conoce, y hay temor que sea ajeno a la Iglesia Católica.

El 7 de mayo, la comunidad de Belorado es convocada por la comunidad de clarisas de Vitoria ante un notario para rescindir el contrato de compra-venta a instancias de esta última comunidad. En la notaría, Sor Isabel, acompañada por Sor Paz y Sor Sión, entrega un pliego reclamando 1.600.000 euros como pago por el importe de las obras realizadas por su comunidad en el Monasterio de Orduña y un 30% por daños y perjuicios. Al no aceptar Sor Isabel la rescisión del contrato lleva el asunto a instancias judiciales.

Desde el arzobispado de Burgos se manifiesta que, a día de hoy, no se ha recibido documento alguno, ni en Burgos, ni en los obispados de Vitoria o Bilbao y rechazan las acusaciones «injusta e indiscriminada» de «silencio y aquiescencia de los pastores», como se reflejaba en el documento remitido por las clarisas así como las acusaciones, en términos similares, a la «Cátedra de Pedro» sobre «contradicciones, lenguajes dobles y confusos, ambigüedad y lagunas de doctrina».

El arzobispo, Mario Iceta, ha advertido de «la gravedad del acto» llevado a cabo por las monjas y de la pena canónica en que incurren y pone en conocimiento de este asunto a la Santa Sede, al Nuncio Apostólico, al presidente de la Conferencia Episcopal, al presidente de la Comisión de Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal y a los obispos de Vitoria y de Bilbao. Se procederá según las indicaciones de la Santa Sede.