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¿Puede un niño con asma hacer deporte? ¿cuáles son los más recomendados y cuáles es mejor evitar?

El asma aunque implique dificultad para respirar, no impide la práctica del deporte

Deportes, como la natación, puede incluso mejorar la condición del niño con asma

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¿Puede un niño con asma hacer deporte? El asma es una enfermedad crónica que afecta las vías respiratorias, provocando episodios de dificultad para respirar. En España afecta a más de dos millones de personas, de las cuáles según un estudio llevado a cabo por  Sociedad Española de Pneumología y Cirugía Torácica (SEPAR), casi 400.000 son niños menores de 14 años. Cifras que muestran la alta incidencia de esta enfermedad, que aunque a priori pueda parecer una barrera para la actividad física, lo cierto es que no tiene por qué ser así. De hecho, un niño con asma puede y debe hacer deporte, siempre y cuando se tomen las precauciones adecuadas. No podemos olvidar que la actividad física no sólo es esencial para el desarrollo físico, sino también para el bienestar mental y social de los niños. Por ello es importante no caer en la creencia de que el asma es una sentencia de sedentarismo.

El ejercicio puede incluso tener efectos positivos sobre el asma, ya que al fortalecer los músculos respiratorios y mejorar la capacidad pulmonar, puede reducir la frecuencia y la gravedad de los ataques. Es cierto que algunas actividades pueden desencadenar síntomas asmáticos, especialmente aquellos que implican un esfuerzo prolongado o se realizan en condiciones climáticas extremas. Sin embargo, con una buena planificación, un tratamiento adecuado y el tipo de deporte correcto, los niños asmáticos pueden disfrutar de una vida activa sin mayores inconvenientes. Además, el hecho de mantenerse activos puede ayudar a controlar el peso y disminuir otros factores que pueden empeorar el asma. Eso sí, para garantizar que un niño con asma disfrute de los beneficios del deporte sin exponerse a riesgos innecesarios, es fundamental contar con una evaluación médica adecuada. Cada niño es único, y mientras algunos pueden tolerar perfectamente deportes de alta intensidad, otros pueden necesitar optar por actividades más moderadas.

Deportes recomendados para niños con asma

Uno de los deportes más recomendados para los niños con asma es la natación. Esta actividad tiene múltiples beneficios, como el fortalecimiento de los músculos del tórax y una respiración controlada, lo que puede ayudar a mejorar la función pulmonar. Además, el ambiente húmedo de la piscina suele ser favorable para las vías respiratorias, ya que el aire húmedo puede reducir la irritación de las mismas. Es importante destacar, sin embargo, que algunas piscinas con altos niveles de cloro pueden desencadenar síntomas asmáticos, por lo que es fundamental verificar la calidad del agua antes de comenzar.

Otro deporte que puede ser beneficioso es el ciclismo. Esta actividad permite controlar la intensidad del ejercicio, por lo que es posible ajustar el ritmo según las necesidades y capacidades del niño. Además, el ciclismo al aire libre ofrece la ventaja de ser una actividad recreativa que se puede disfrutar en familia, lo que contribuye a reducir el estrés, un factor que a menudo desencadena el asma. Sin embargo, es importante evitar días con altos niveles de polen o contaminación, ya que estos factores pueden empeorar los síntomas.

El yoga y el pilates son también excelentes opciones para los niños asmáticos. Estas disciplinas ayudan a mejorar la capacidad respiratoria a través de técnicas de respiración controlada, lo que puede ser muy beneficioso para los niños que sufren de asma. Además, el yoga promueve la relajación y la reducción del estrés, lo que puede ser clave para prevenir ataques asmáticos desencadenados por la ansiedad o la tensión.

Deportes que es mejor evitar

Por otro lado, existen algunos deportes que pueden no ser ideales para los niños con asma, especialmente si no se toman las precauciones adecuadas. Los deportes que implican un esfuerzo continuo y prolongado, como el atletismo de larga distancia, pueden desencadenar síntomas asmáticos debido a la alta demanda de oxígeno y el esfuerzo sostenido. De igual manera, actividades que se realizan en condiciones climáticas adversas, como el esquí o el snowboard en temperaturas frías, también pueden agravar el asma. El aire frío y seco tiende a irritar las vías respiratorias, lo que puede generar dificultades para respirar.

Asimismo, los deportes de alta intensidad como el fútbol o el baloncesto, que exigen una energía explosiva y constante, pueden ser problemáticos para algunos niños asmáticos. Estos deportes no son necesariamente «prohibidos», pero es importante que se aborden con cuidado. Los niños deben aprender a reconocer los síntomas y tomar descansos cuando sea necesario. El uso de inhaladores preventivos antes del ejercicio y el seguimiento de las indicaciones del médico son esenciales en estos casos.

Consejos para que los niños con asma puedan practicar deporte

Es fundamental que los niños con asma no se vean limitados por su condición, pero también que se tomen las medidas adecuadas para mantenerlos seguros mientras practican deporte. Uno de los principales consejos es que los padres y entrenadores trabajen en conjunto con el médico del niño para desarrollar un plan de acción personalizado. Este plan debe incluir información sobre los medicamentos que el niño debe tomar antes y después de hacer ejercicio, así como pautas sobre cuándo detenerse si aparecen síntomas.

El precalentamiento adecuado es otro aspecto clave para los niños asmáticos que practican deporte. Comenzar de manera suave y progresiva permite que los pulmones se adapten al aumento del esfuerzo, reduciendo así el riesgo de un ataque asmático. Del mismo modo, un enfriamiento adecuado después del ejercicio es fundamental para evitar que los síntomas aparezcan tras la actividad física.

Finalmente, es importante que el niño lleve siempre consigo su inhalador, incluso si ha estado bien  durante mucho tiempo. Los ataques de asma pueden ser impredecibles y es mejor estar preparado. Además, es fundamental educar tanto al niño como a sus compañeros y entrenadores sobre los síntomas del asma y cómo actuar en caso de emergencia.