Bebés

Los abuelos son abuelos. Lo que no hay que pedirles

El estresante ritmo de vida, los numerosos compromisos profesionales, la lejanía de los puestos de trabajo o incluso horarios laborales que se alargan y alargan son algunas de las razones que hacen que los padres no puedan hacerse cargo como les gustaría de sus hijos. Por eso, se ven en la necesidad, en muchos casos, de pedirles ayuda a los abuelos, para que se encarguen de recogerlos en el colegio, de llevarlos a clases extraescolares o incluso de cuidarlos por la tarde hasta que terminen la jornada de trabajo.

Por ese motivo, hay que tener claro que los abuelos se han convertido en pieza fundamental de la vida de muchas familias, en una ayuda inestimable para esos papás y en el apoyo y amor más desinteresado para sus nietos. Sin embargo, en ocasiones, sus hijos les exigen demasiado y les otorgan unas responsabilidades que no deben tener. En concreto, esto es lo que jamás hay que pedirles:

1-Que eduquen a los nietos

Que los abuelos se encarguen de ciertas tareas con respecto al cuidado de sus nietos, no significa que tengan que llevar a cabo el papel de padres. Por ese motivo, no se les puede echar en cara que no eduquen correctamente a los menores, porque esa no es su función. Esa tarea es única y exclusivamente responsabilidad de los progenitores, quienes no pueden cargar las tintas sobre sus mayores o exigirles que les enseñen cosas a los pequeños y los “encaucen”.

Bastante hacen ya asumiendo tareas que no deberían, como para que también se les eche en cara la educación. Los padres son los que tienen que responder sobre esa y son los que deben asumir su rol y sus responsabilidades.

2-Que acudan a las tutorías

Los horarios y los ritmos de trabajo de muchos padres dificultan notablemente que puedan acudir a las reuniones con el tutor de sus hijos y por eso, algunos, le piden a los abuelos que vayan en su lugar. Pero no debe ser así jamás. La educación de los pequeños, como ya hemos mencionado anteriormente, es responsabilidad de sus progenitores por lo que son los que deben buscar el hueco en sus agendas para asistir a esos encuentros, que son tan importantes para el presente y el futuro académico y personal de sus hijos.

Si hay dificultades para ir sólo basta con ponerse en contacto con el profesor encargado y llegar a un acuerdo para poder estar permanentemente en contacto en pro del bienestar del menor. Y es que si se quiere, se buscan soluciones. Así que basta ya de cargar a los abuelos con tareas que no les corresponden.

3-Que no les den caprichos a los niños

Los abuelos son abuelos y su papel, además de cuidar de sus nietos, es permitirles ciertos caprichos. Eso es lo bonito y lo bueno de su rol, pues todos guardamos como hermoso recuerdo esos instantes en los que los nuestros nos consentían y, por ejemplo, nos daban alguna chuchería a espaldas de nuestros padres.

A pesar de eso, hay progenitores que les echan en cara a sus mayores que les permitan a los niños ciertas licencias. Y eso es un error y una injusticia. Los padres son los que tienen la labor de educar, de prohibir o de castigar y son los abuelos los que deben dar caprichos. Esas son las “funciones” de unos y otros y no hay que confundirlas, a cada uno lo suyo.

4-Que nos les castiguen

Numerosos son los niños que prácticamente pasan todo el día con sus abuelos y eso supone que puedan realizar trastadas o comportarse mal en algún momento. De ahí que esos mayores se vean en la necesidad de tener que actuar y una manera de hacerlo puede ser castigándolos sin ver la televisión, sin merendar lo que les gusta o sin salir a la calle.

Ante esa decisión, hay padres que les echan en cara a los abuelos que hayan tomado esa decisión. Un “ataque” que resulta realmente “vergonzoso” si tenemos en cuenta que son los que están lidiando con los niños a diario y los que se ven en la necesidad de actuar de determinada forma para poder ponerle freno a ciertas actitudes. Por eso, no se les puede pedir que no castiguen o que no echen una reprimenda a los nietos cuando se portan de manera incorrecta, faltaría más.

5-Que no opinen sobre la educación

Es cierto, como hemos mencionado al principio, que son los padres los responsables de educar. No obstante, eso no es obstáculo para que puedan escuchar a los abuelos y recibir algunos de sus consejos pues, al final y al cabo, no sólo tienen más experiencia sino que además pasan todo el día con los niños y son los que pueden saber qué les pasa o qué necesitan.

Por eso, no se les debe prohibir a los mayores que opinen. Pueden dar su punto de vista, otra cosa es que se tenga que hacer lo que digan.