Todo lo que aprende una madre con su segundo hijo
El primer embarazo es especial e inolvidable, pues son muchas las sensaciones y sentimientos desconocidos que se experimentan hasta ese momento. No obstante, también lo es el segundo. Una máxima que es extrapolable a los hijos. Y es que, aunque se considera que el primero es el que permite descubrir un sinfín de cosas, el segundo también logra que la madre aprenda y mucho. En concreto, estas son algunas de las cosas que asimila y descubre gracias a su segundo bebé:
- Que los embarazos no tienen nada que ver. Cada periodo de gestación es distinto y, por regla general, no suele repetirse las características del primero en el segundo.
- Que después del segundo parto no consigue recuperarse tan rápidamente como del primero.
- Que cada niño es diferente. Eso supone que lo que funcionó con el primero, en cuanto a la alimentación o a los hábitos del sueño, no tiene porque ser igual de efectivo con su hermanito.
- Que por muy pequeño que sea siempre encontrará una excusa o motivo para pelearse con su hermano mayor.
- Que le queda mucho que aprender. Cualquier mujer, después de ser madre, cree que con su segundo hijo está mucho más preparada y sabe cómo afrontar distintas situaciones. Y es así, pero también tendrá claro que otras muchas se le escapan de las manos.
- Que por muchos celos que pueda tener, al final el primogénito acaba estando encantado con su hermano. Es normal que, al principio, se muestre reacio, pero, con paciencia y tiempo, acabará amando al nuevo bebé y protegiéndole.
- Que el amor de madre no es único. Es decir, que es muy grande e inmenso, capaz de repartirse entre dos o más hijos.
- Que el cansancio puede ser mayor. Con esto nos referimos a que cuando se es mamá por primera vez, se descubre lo agotada que se puede estar al dedicarse en cuerpo y alma al bebé. Así, siente que ha llegado al límite máximo de su capacidad para estar cansada, pero no. Con la llegada de un nuevo bebé, ese agotamiento aumentará, por algo son dos hijos.
- Que cada vez más se parece a su propia madre. A muchas mujeres les sucede que se han mostrado contrarias a determinadas actitudes o palabras que sus propias progenitoras llevaron a cabo en su infancia. Sin embargo, con la llegada de un segundo bebé y las peleas entre hermanos se descubrirá siguiendo los mismos patrones que rechazaba.
- Que su límite de sacrificio no tiene fin. Y es que si con su primogénito se desvivió, con el segundo lo hará aún más porque tendrá que hacerlo por partida doble. Así se sentirá como una mamá leona con sus crías, dispuesta a enfrentarse a cualquiera para defenderlas y protegerlas.
- Que no es mala madre por no poder atender a los dos niños a la vez. Hay momentos en los que los pequeños requieren la presencia de su madre y en ese caso lo que se debe hacer es priorizar por urgencia e importancia.
- Que cuando se necesita ayuda, hay que pedirla. Muchas mujeres en el primer embarazo obviaron pedir la colaboración de familiares o amigos. Sin embargo, con dos menores la necesitará y no pasa nada por requerirla, no será peor mamá por eso.
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